viernes, 26 de diciembre de 2008

ELLA ES DEMOLEDORA

Estamos parados en la entrada del cine decidiendo con que película perder el tiempo, cuando optamos por una (de superhéroes) hacemos la fila para comprar las entradas. De pronto viene una chica enorme y con apariencia de físicoculturista-lésbica y se pone delante de "Y", ella voltea y me mira cómo diciendo ¿y ésta? yo me encojo de hombros, ella la toca por el hombro y le pregunta qué sucede, ella responde con su vozarrón de camionero ex-presidiario:

-Nada, yo estaba acá, sólo que tú no te diste cuenta.

"Y", atarantada por semejante voz decide no prolongar más el asunto. En ese momento nuestra fornida rival decide irse:

-Me llegó esta fila, no la hago más, que la hagan los idiotas.

Nos miramos y sonreímos. Como por hechizo la fila avanza rápidamente y cuando estamos a dos personas de la ventanilla vuelve a aparecer el mastodonte y se vuelve chantar delante de nosotros. Evitando un posible lío, con considerables bajas en nuestro bando, decidimos ignorar los noventa kilos de músculos y anabolizantes que yacen delante nuestro. En eso se suma a la musculosa un personaje pequeñín, de voz aflautada y bigotes ridículos, ella lo besa y parece que se lo va tragar (más que su novio parece su llavero). Luegode comprar las entradas hacemos otra fila para poder entrar a la sala que nos corresponde, para sorpresa nuestra, la paquidérmica cinéfila no está, así que luego de las burlas de rigor decidimos hacer nuestra fila como dos ciudadanos modelos. Cuando estamos por ingresar (al fin) se aparece ella y su títere que parece colgar de su brazo, se nos planta delante sin la menor explicación. Cuando le reclamamos, nos mira furiosa:

-Me da la gana ¿algún problema?
-Ninguno, sigue nomás.


Decidimos retrasarnos apropósito para evitar sentarnos cerca a ella. Cuando hemos considerado que ya debe estar lejos entramos y nos sentamos en una fila de butacas vacías. En el preciso momento que de la pantalla salen las primeras imágenes, aparece la gorda con su bandeja del respectivo super gigante combo number five dando pasos por la estrecha hilera de butacas que ocupamos y justo delante de "Y" tropieza y derrama la gaseosa helada sobre su cabeza. "Y" me mira llena de furia, yo entro en pánico (sé lo que esa mirada significa), pienso en algo para calmarla, me entrega su bolso, la gorda rebuzna:

-Para que te sientas ahí pues desteñi....

La gorda no a podido completar su frase debido a que "Y", en un ágil movimiento que haría qué al mismísimo Jet Li se le cayera el cinturón (negro) de la envidia le ha clavado un furibundo tabazo en el pescuezo que le produce un ahogo con sus respectivos estertores pre-muerte. No contenta con eso la toma del pelo y con una fuerza irreconocible en sus cincuenta kilos, la arrastra fuera de la sala mientras el títere-llavero de bigotes da brincos a su lado gimoteando y tratando de decir algo que a nadie le importa. Una vez fuera la obliga a disculparse, la gorda, llena de sorpresa, espanto y dolor sólo atina a pedirle disculpas, explicándole un supuesto malentendido. Toda la gente que había observado la prepotencia de la gorda aplaude ahora a nuestra justiciera como si fuera el final esperado de la película. Cuando "Y" voltea, aun llena de enjundia, no sé qué hacer, entonces atino a darle su bolso y levantarle el brazo declarándola ganadora por nocaut fulminante, ella sonríe orgullosa y malvada, yo sonrío orgulloso y feliz. No necesito más películas de superhéroes, ya tengo mi propia superheroína.

jueves, 18 de diciembre de 2008

FARSANTE

Todos lo odiábamos, todos nos llenábamos de pica, de rabia y pena cada vez que lo veíamos entrar ya sea apoyado en sus muletas o socorrido por el hombro de algún solidario guardia que se sentía obligado apenas lo veía llegar (con las justas) hasta la puerta del Banco, ese mismo Banco en que nosotros, sanos y jóvenes aún, teníamos que hacer largas colas o esperar que se anuncie nuestro ticket de atención, mientras él, enyesado alguna vez la pierna , otra el brazo, pasaba de frente a ser atendido, incluso por encima de ancianas o gestantes que apenadas le cedían el paso a aquel pobre joven que siempre parecía estar sufriendo un accidente.

Hasta que llegó un malhadado día: mientras esperaba ser atendido, noté me faltaba un documento, así que decidí volver a la oficina. Para llegar rápido tomé un atajo por el que normalmente no iba, fue en ese momento que me percaté de algo que me hizo hervir la sangre de cólera: ahí estaba nuestro ex desvalido, sin yeso, montando una reluciente moto y marchándose feliz de la vida. Dudé un instante en seguirlo e increparle el por qué de su maliciosa actitud, pero decidí guardarme tamaño descubrimiento para una mejor ocasión. Las venganzas hay que pensarlas con la cabeza fría, así se disfrutan mejor.

Al día siguiente, mientras esperaba (una vez más) ser atendido, trabé conversación con una chica que había observado ya varias veces mientras ella miraba con furia a nuestro farsante personaje, le conté lo que había visto y ella alzó las manos como diciendo "lo sabía", me dijo que apenas lo viéramos entrar deberíamos desenmascararlo, luego que mejor no, que lo agarremos a golpes. Le pedí que se calmara, que mejor lo denunciemos públicamente, avergonzarlo sería el mejor castigo, ella quedó en silencio, en su mirada se podía ver como disfrutaba su imaginaria venganza.
Pero pasaron un par de días y el tipo no aparecía, llegamos a la conclusión que me había visto y sentido descubierto, por lo tanto decidió cambiar de Banco, así que mientras ella me increpaba por no haber hecho justicia en el momento exacto, en ese exacto momento apareció él en una silla de ruedas, más enyesado y dolorido que nunca y justo cuando se dirigía a la ventanilla de atenciones especiales, ella se le fue encima como una fiera, le volteó la silla, empezó a patearlo, cuando la gente le preguntó por qué abusaba así, ella grito que el tipo era una farsa, que nada de eso era cierto, que su yeso era de utilería, que para demostrarlo se lo sacaría en ese mismo momento. Dicho ésto, tomó su bota de yeso y empezó a tirar de ella con fuerza, pero más fuerte eran los gritos desgarradores de dolor que daba él ahí tirado en el piso, pero ella no detenía su vehemente accionar. Y fue tanta la brutalidad de su fuerza que terminó arrancándole el yeso, dejando al descubierto -para el horror de todos los ahí presentes- una herida recién suturada y que producto del jaleo estaba sangrando nuevamente.

Ella volteo a mirarme, dijo que yo le había dicho, yo me sentí culpable y justo cuando ensayaba una explicación que sonara lógica, el tipo, ahora casi desmayado de dolor, explicó que si, nos había mentido muchas veces, pero justo ese día que sintió descubierto su secreto, por tratar de huir al voltear la calle se estrelló contra un auto y se rompió la pierna. Eso explicaba los días que no había parecido por el Banco. En ese momento invadió a la gente una mezcla de pensamientos: Si compadecerse de aquel pobre diablo ensangrentado y mentiroso o seguir los trámites bancarios como si nada hubiera sucedido. No tardó mucho el consenso general: seguimos haciendo los trámites, claro que le cedimos el paso a nuestra justiciera, claro que levantamos bien los pies, nadie quería mancharse con la (farsante) sangre del farsante.

jueves, 11 de diciembre de 2008

BLUETOOH (O BLUTÚ)

las últimas noches xx va dormir a casa de nn, su mejor amiga, ella está pasando por un momento personal delicado y él suele acompañarla en las noches, cuando las penas y el insomnio acechan con mas fuerza. ayer, como ninguno lograba conciliar el sueño decidieron beber un vino que ella siempre guardaba para otra (mejor) ocasión. el alcohol los fue librando poco a poco de sus barreras y temores, a la mitad de la botella los ánimos estaban bastante desinhibidos así que se animaron a bailar al ritmo de "Walking with a ghost" de The White Stripes, ella hacía unos movimientos en verdad gráciles y sexys, él mas bien daba unos pasos torpes y descoordinados. en un momento, sin darse cuenta, él estaba detrás de ella tratando de seguir sus pasos y al otro instante estaban enfrascados en un beso profundo y apasionado. aunque algo les decía que eso estaba mal, que antes que nada eran amigos pero la pasión era mas fuerte y terminaron cediendo y amándose varias veces esa madrugada. En uno de esos momentos, quizás el más intenso, mientras le pedía que la llamara puta y lo llamaba papi, ella tomó su celular y empezó a grabar aquel encuentro desmesurado y placentero. cuando todo había acabado, él le pidió ver el video, ella se negó, alegó que era una travesura y que si quería verlo tendría que hacer mucho mérito, él no insistió, la abrazo y se quedaron dormidos mientras calculaba cómo lograr ver ese video.

al día siguiente la invitó a cenar, ella aceptó gustosa, no le pensó mucho, al fin la había invitado a su restaurante preferido. esa noche, luego de cenar pidieron una botella de vino, quizás como buscando un pretexto para amarse nuevamente. en medio de su distraída cháchara ella dijo que le iba mostrar el video pero con una condición: que lo vea cuando esté solo, no delante de ella, le causaba mucha vergüenza alegó. él le pidió su teléfono prestado, mañana te lo devuelvo insistió. ella le dijo que no, que se lo pasaría por "bluetooh", él sacó su celular, ella buscó el video y se lo envió. al rato, cuando la transferencia había terminado y el vino estaba por hacerlo también, empezaron a sentir las miradas curiosas de los demás comensales, incluso notaron las sospechosas apariciones de varios meseros a la vez preguntándoles si deseaban servirse algo más. incómodos por esa repentina arremetida de miradas, decidieron retirarse del lugar, pidieron la cuenta, el mesero que se la trajo apenas pudo contener la risa. cuando ya estaban cerca a la salida, desde una mesa ocupada por jóvenes, sintieron una voz burlona que los paralizó de la vergüenza: chau puta, adiós papi y todo el restaurante, incluidos meseros y cocineros que asomaban por las rendijas, estallaron en una risa generalizada. sólo ahí cayeron en cuenta de lo que había sucedido: al enviar ese video en un lugar cerrado, todos los demás que tenían un celular lo habían recibido también. abochornados por tamaña situación, salieron corriendo, esa noche, antes de amarse, apagaron y escondieron los celulares.

jueves, 4 de diciembre de 2008

FABRICANTE DE MENTIRAS

Él le doblaba la edad. La esperaba siempre en la esquina a la salida de su escuela. Ella no podía evitar sentir una extraña sensación en su cuerpo al pasar a su lado, si bien podía ir por la calle del frente algo la hacía pasar por donde estaba él, siempre con un cigarrillo en la boca. Cada vez que sentía su mirada penetrante, recordaba las palabras de su madre: "Ten cuidado de estar hablando con extraños, hay mucho pervertido en la calle". Esas palabras más que una advertencia le sonaban a una invitación al deseo, una tentación que en muchas de sus noches -cuando el recuerdo de él lograba calentar su cuerpo- la hacía sentirse sucia, entonces sólo rezaba y pedía perdón a dios pero terminaba cediendo a esos oscuros pensamientos.

Pero al día siguiente, cuando la hora de la salida se acercaba ella volvía a sentir ese deseo de verlo, de su mirada oscura vistiendo de deseo su cuerpo. Era el sonido del timbre anunciando el fin de las clases lo que la llevaba a volcarse apurada a la calle, jamás se quedaba siquiera un rato con sus compañeras en esas largas conversas acerca del chico que conocieron o el disco que compraron.

Él esperaba ansioso el momento de verla acercarse con su falda a cuadros, sus medias tan blancas como su piel que iba enrojeciendo a cada paso que daba hacia su mirada. A veces temía que se haga sospechosa su diaria presencia, más de una vez se había retirado cuando alguien daba una vuelta cerca a él, pero más podía su deseo que aquel temor y siempre volvía al lugar, al lugar de su futuro crimen.

Un día, sin ponerse de acuerdo, se decidieron por fin. Ella lo había imaginado toda la noche. Había sido un amanecer especialmente afiebrado, estremecida con el recuerdo de esa mirada tan excitante. Él se había prometido romper sus temores y acercarse a ese fruto prohibido. Cuando ella salió de la escuela no fue hacia él, en cambio decidió cruzar la calle y tomar aquel pasaje desolado que tanto miedo la había dado en el pasado, él -sabiendo que pensaban lo mismo- la siguió cautelosamente. Cuando se encontraron solos, lejos de aquellas inquisidoras miradas, se decidieron por fin amarse, no se preguntaron siquiera los nombres. Fue en medio de ese oscuro pasaje donde ella le entregó lo que tantas veces en noches de fantasía le había entregado ya. Y fue él quien seducido por esa flor, poseyó por fin ese púber cuerpo que tantas veces había deseado.

Ella volvió a su casa con una extraña sensación de felicidad, de ese mal que tan bien le hacia sentir. Cuando su madre la interrogó acerca de esa sonrisa enigmática, ella le dijo que hoy había aprendido la mejor lección de su vida, que nunca había deseado (subrayo imaginariamente esa palabra) tanto volver a la escuela. Él volvió a su casa con la gloria de haber tomado por fin aquel fruto tan ansiado. Desde ese día él la esperaba en el pasaje, desde ese día ella nunca más falto a clases, desde ese día ella cruzaba la calle a su encuentro, desde ese día se amaron perversamente.

jueves, 27 de noviembre de 2008

VISITA

"M" es una de las dos tías que quiero, la recuerdo con especial cariño porque cuando yo era un niño ella tenia la delicadeza de visitarme seguido para cocinarme lo que yo deseara y antes de marcharse dejarme una generosa propina que yo canjeaba feliz por montones de golosinas en la bodega del barrio. Pero la recuerdo sobre todo por algo en especial: cuando niño, fuimos -junto a mi madre y mis hermanos- al Parque de Las Leyendas, a medio paseo surgió, como caído del infierno, un grotesco payaso que en su afán de hacerme alguna gracia me correteó y cuando yo ya estaba al borde del colapso, apareció ella con su brazos generosos y salvadores para rescatarme de aquel monstruo de boca pintada, nariz inflamada y pelo rojizo.

Hace aproximadamente veinte años que no la veo, apenas recibo vagas noticias de ella a través de mi madre. Así que he decidido ir a visitarla, le he pedido a mi madre la dirección, ella me la ha dado junto a una severa advertencia: " mejor no vayas, esta muy cambiada, se ha vuelto una amargada, vive junto a su hermana y a su madre que ya están locas". Haciendo caso omiso a sus advertencias decido ir a verla. Le compro chocolates y flores, tomo un taxi. En el camino me voy poniendo cada vez más ansioso.

Cuando llego a su casa, toco el timbre pero nadie atiende, luego toco la puerta, escucho una voz pedregosa, no me cabe duda que es "I" la hermana de mi tía "M", una vieja antipática y alucinada. Me pregunta quién es.

-Soy J.
-¿Qué "J"?
-El hijo de "R".
-¿Qué "R"?
-Su prima.
-¿Qué prima?
-La hija de "S".
-¿Y qué quieres? porsiacaso no tenemos dinero de la herencia y las tierras ya las vendieron.
-No vengo por eso, sólo quiero visitar a mi tía "M".
-Tienes que esperarte.
-¿No está?
-Sí pero se está bañando.
-Bueno, esperaré.

La infame "I" no me abre la puerta, me hace esperar en la calle. A los diez minutos siento que abren la puerta o empiezan a abrirla, al parecer viven en un bunker: se escuchan muchas llaves, cadenas, cerrojos y demás tipos de seguros. Quien me ha abierto la puerta es "G", la viejísima madre de "M" e "I", cuando voy a poner un pie dentro de la casa ella me detiene, pone un felpudo fuera de la casa y me pide que limpie mis zapatos ahí, luego, para sorpresa mía, saca un spray y me empieza a rociar un liquido en los zapatos que no tardo en identificar: es baygon, un veneno contra insectos. Cuando la miro ahí agachada rociándome su infame veneno siento unos fuertes deseos de estrellarle una patada entre ceja y ceja pero me contengo.

Luego me pide que me saque los zapatos y los coloque en una canasta que hay al lado de la puerta. Ahora descalzo me invita a pasar al comedor, me sirve -en un vaso descartable- agua tibia y se marcha sin decirme nada. Al instante aparece "M" o los retazos de ella: de aquella tía guapa y bien plantada no queda absolutamente nada, me ha costado reconocerla entre esas arrugas y un pelo teñido de un rojo altamente puteril, pero me ha costado más fingir una sonrisa de felicidad. La verdad es que en ese momento me arrepiento de no haberle hecho caso a las advertencias de mi madre.

-Qué tal tía ¿cómo está?
-No me ves hasta las huevas, ¿estás ciego, te haces al cojudo o te llamas Ramón?
-Bueno tía en verdad yo no la veo tan mal.
-No me mientas, seré vieja pero no cojuda.

Me desconcierta, no sé qué decirle.

-Le he traído chocolates y estás flores.

Coge las flores y las tira a la basura sin el menor reparo, en cambio los chocolates los abre y empieza a devorar manchándose grotescamente la boca y a ponerse súbitamente roja, por un momento parece la abuela de aquel payaso que me correteó de niño, en ese momento quiero que aparezca mi joven tía "M" y me salve de esa horrible claun.

Se acaba los chocolates, una mosca se posa sobre su cara manchada de chocolate y ella no hace nada por espantarla.

-¿No tienes más?
-Bueno no, pero prometo traerle más la próxima.
-La próxima que vengas quizá ya esté muerta.


Tú ya estás muerta, hasta las moscas se posan en ti, pienso.

-No hable así tía.
-Yo hablo como me da la gana, no seas insolente.
-Disculpe.
-Bueno, al grano, ¿Qué te trae por acá?
-Sólo quería visitarla y saber cómo estaba.
-Bueno, ya has visto como estoy, más cagada que palo de gallinero.
-Yo no creo...
-¿Deseas algo más? ni esperes que te invite almorzar, acá ya nadie cocina, sólo nos traen la comida del comedor del barrio.
-No se preocupe.
-No, si no me preocupo, en verdad me da igual, sólo quiero que no esperes almorzar ni que te invitemos algo, ya te dieron tu vaso de agua, confórmate con eso.
-Sí, muchas gracias.


Se produce un silencio tenso e incomodo, ella me mira como esperando que me vaya de una vez, no me deja opción, me inclino para ponerme de pie.

-Bueno tía, me retiro.
-Ya era hora.
-Ha sido un gusto.
-Te he dicho que seré vieja pero no cojuda, ¿qué gusto va ser ver a tres viejas que están hasta el culo?


No soporto más, termino de ponerme de pie, para su sorpresa la abrazo y le digo gracias, te quiero mucho, ella me pellizca el brazo y me dice que me vaya, que olvide esa visita, que por favor nunca más vuelva. Salgo, me pongo mis envenenados zapatos, decido caminar un poco, entiendo su mensaje: no quiere que la vea ahora que está vieja y jodida, quiere que la recuerde cuando era joven y alegre, eso me prometo, sólo eso voy a recordar.

jueves, 20 de noviembre de 2008

BACKSTAGE

CIEGO AMOR: Caminaba pensando en el color de los ojos del avestruz cuando de pronto me tope con una chica que recogía un gato maltrecho de un basural, me conmovió su actitud y decidí imaginar cómo serían las cosas luego entre ellos. Hasta ahora me arrepiento de no haberle hablado.

MALA CITA: Un amigo me contó que había ido a una cita con una chica que sólo conocía por msn y todo el tiempo la había alucinado (palabras textuales) como una “yeguaza”, plancha quemada, le tocó una elefantaza. La solidaridad amical me llevó a escribir algo tratando de vengarlo, no sé si lo logré.

LOCOS: Una vez un loco me siguió dos calles enteras y cuando me alcanzó me dio un papel que él juraba se me había caído. Yo que no estoy para contradecir a un colega lo acepté callado y me fui sin más.

VENGANZA A COLORES: Yendo a recoger a mi hijo del cole me tropecé con un tío de lo más quejón que le reclamaba a un padre y su asustado hijo por el mal comportamiento de éste lo cual me pareció una cobardía enorme. Me fui odiando profundamente a ese tío panzón e insolente. Lo demás ya está escrito.

DE COMPRAS: Esto es sencillo ¿no odian a las mujeres que se demoran una eternidad para comprar un par de medias? esa historia fue mi pequeño desquite.

DIA V: La historia es muy cierta salvo la parte del beso que es (era mejor dicho) un anhelado secreto mío. Cada vez que recuerdo esa rara incursión dominguera a la sierra de Lima no puedo evitar reírme de buena gana.

DIA V

Es media mañana del domingo, me acabo de encontrar con V, hemos quedado en ir a visitar a "Timo", su tío ("hemos quedado" es un decir, ella lo decidió y aunque yo no quería no pude negarme). Vive en una hacienda fuera de Lima. Llegamos luego de una hora de camino, toca la bocina para que abran las rejas y al instante -alguien que no logro ver- las abre y entramos, se estaciona a un lado y caminamos hacia donde su tío que está tirado sobre la hierba y a la vez está que se la fuma. Es un tipo flaco, larguísimo, de piel roja y unos enormes rizos dorados que asemejan unos resortes sobre su cabeza, parece vivir un Woodstock eterno: sólo trae un bóxer, los pies llenos de barro y un porro en la mano. Cuando estamos frente a él se pone de pie, le da un fuerte abrazo y un beso, a mí me mira con curiosidad y me alcanza el porro, le doy dos caladas y se lo devuelvo. Mejor saludo para conocernos no puede existir.

Luego de una breve charla sobre la familia (Timo es hermano de su padre pero al contrario de éste, V lo quiere mucho: él la crío un tiempo y le prodigo una enseñanza llena de libertades y sin convencionalismos) llaman a Cesáreo el encargado de la hacienda que vive eternamente enamorado de V. Al instante aparece: es un tipo cobrizo, de metro y medio. un cuerpo robusto y curtido por tantos años a cargo del lugar, su rostro asemeja una roca, sus cabellos trinchudos parecen unas púas listas para embestir. Saluda a V con una reverencia, es obvio que su presencia lo pone nervioso en cambio a mí me estrecha la mano con dureza, cuando ella le dice -con el único afán de molestarlo- que soy su "pretendiente", él parece enfurecer aún más y trata de destrozarme la mano, Timo mira la escena chino de la risa (y chino de tanto porro). Cuando V le pide que traiga dos caballos, recién me suelta y dibuja una sonrisa diabólica. Ahora mi temor es otro: traerán caballos, V quiere montar, quiere que yo lo haga, yo no quiero, no puedo negarme, auxilio!!!!.

A los cinco minutos aparece Cesáreo trayendo dos caballos: uno es blanco con negro y tiene un porte esbelto, el otro es marrón y es a primera vista un animal chúcaro, hostil. Obviamente el primer caballo es para V y el segundo para mí. Ella lo monta con una destreza única, parece toda una amazona, yo no puedo siquiera subirme al mío, Cesáreo se acerca a "ayudarme", me da unas indicaciones ininteligibles, lo único que le entiendo es "ya te jodiste blanquiñoso de mierda", sus palabras me suenan a sentencia. De pronto V sale disparada en su corcel y para sorpresa mía el caballo originalmente chúcaro se ha transformado en uno dócil que avanza con pasos elegantes y señoriales, miro a Cesáreo con sorna, él no se inmuta por el contrario me lanza una mirada malvada. De pronto el caballo parte en una violenta carrera sin rumbo, no tengo ni la menor idea de cómo detenerlo, trato de buscar el botón de "stop", pienso sino hay un puto manual que indique cómo detener esta bestia, sólo al escuchar un silbido de Cesáreo el animal se detiene bruscamente y yo salgo disparado hacía adelante dando de cara contra la hierba e inmediatamente llega V asustada. Me sangra la nariz, Cesáreo también está a mi lado, me dice que soy un tonto, que no seguí sus indicaciones, Timo sufre de otro compulsivo ataque de risa, me siento humillado.

Llega la hora del almuerzo y pasamos a la cocina donde hay una enorme mesa de madera, la cocinera (y mujer de Timo a juzgar por la manera como le pellizca las nalgas) es Dorita, una mujer de aproximadamente 40 años y una palidez asombrosa. Mientras esperamos que sirvan, Cesáreo se ha remangado la camisa y me ha retado a medir nuestra fuerza con las manos, yo me niego, Timo saca un billete de veinte soles y los apuesta a Cesáreo, V saca uno de cincuenta y los apuesta por mí, es tarde, ya no puedo negarme. Como era de presumir, Cesáreo me ha derrotado inmediatamente, casi me ha partido la muñeca, una vez más me ha humillado, una vez más cree que así conquistará a V.

Ahora nos sirven la comida, Dorita ha preparado una Carapulcra riquísima, claro que no puedo hacer ese comentario delante de V, con ella puedo hablar de todo, elogiar a quien sea pero si hay algo que está absolutamente prohibido para mí es alabar cualquier tipo de comida que no haya sido cocinada por ella. Sé que si lo hago se enojaría mucho y no me hablaría en mucho tiempo. V cocina demasiado bien y no soporta que alguien lo haga mejor que ella, si es que acaso eso fuera posible. El almuerzo ha transcurrido mientras contábamos anécdotas y disfrutábamos de un excelente vino, cuando terminamos, salimos y nos echamos sobre la hierba Timo, Dorita, V y yo.

Timo saca (una vez más) unos porros, los enciende y nos lo va pasando, fumamos lentamente mientras vemos como cae la tarde y empieza oscurecer, en nuestra alucinación empezamos a imaginar figuras con las estrellas, creemos haber descubierto un perro, un gato y hasta un correcaminos. Cada vez que "encontramos un nuevo animal" Timo estalla es un ataque de risa que deriva en un feroz ataque de tos que lo hace ponerse mas rojo de lo que ya es. Al rato, empachados de comida, drogas y risa nos quedamos dormidos. Cuando despierto V está abrazada a mí, murmura entre sueños, se despierta al instante, me mira feliz, me dice que gracias y besa mi nariz, yo beso sus ojos, la abrazo fuerte y siento que la adoro, que nunca quiero perder a una amiga como ella, que tengo el privilegio de haberme cruzado en su camino, soy absolutamente feliz en ese pequeño instante, la felicidad dura lo que tardamos en separarnos.

Se pone de pie y me dice que es hora de irnos, Timo ya está fumando otro porro, Dorita sigue dormida. Nos despedimos de él, subimos al carro, cuando estamos saliendo aparece Cesáreo para abrir la reja, me mira todo triunfador, V detiene el carro y se baja, nos llama a ambos, cuando estamos los tres juntos ella me besa sorpresivamente, no es un amistoso beso en la nariz o la mejilla, muy por el contrario, es un beso apasionado y lúbrico, deslizo mis manos por su cuerpo, cuando nos separamos puedo ver un odio bíblico en los ojos de Cesáreo, me acerco y le digo al oído "ya te jodiste tu huevón". Subimos al carro y nos marchamos mientras miro encantado a V que me ha vengado, lo ha hecho con la crueldad necesaria para estos casos, me siento orgulloso de tener una amiga tan solidaria y cruel, siento que la adoro. Ella me mira cómplice. Pone "Do You Love Me" de Nick Cave y me dice"no te la vayas a creer huevón". Jamás me la creería, te quiero mucho como enamorarme de ti, pienso. El camino de vuelta es largo y oscuro, ya no nos decimos nada, no es necesario, ya lo sabemos todo.

jueves, 13 de noviembre de 2008

DE COMPRAS

Estuve saliendo con una chica que conocí casualmente hace un tiempo. Coincidimos en un banco, ella no sabía como usar su tarjeta (yo menos pero gracias a un golpe de suerte "me ligó" y la pude ayudarla) luego regresamos caminando juntos, intercambiamos correos y empezamos a chatear, quedamos en salir un día, fuimos a bailar y tomar algo, la pasamos bien, no me pude quejar e imagino que ella tampoco.

La siguiente salida fue se dio de manera imprevista. Era sábado por la tarde y me encontraba en mi cama viendo un partido de fútbol cuando sonó el celular y vi que era ella, obviamente me emocioné pero fingí un tanto de indiferencia. Me pidió que la acompañara a comprar, no me dijo qué, pero acepté gustoso. Quedamos en encontramos en un centro comercial.

Cuando llegué nos saludamos y al entrar sé dirigió inmediatamente hacia la sección de ropa femenina, se puso a escoger y probarse compulsivamente todo tipo de trapos, cuando ya tenía demasiados como para usarlos en una sola vida nos dirigimos a la caja para cancelar, hicimos una fila de cuatro personas, al llegar su turno se puso a observar nuevamente cada prenda, yo la observaba a ella sorprendido, al final de revisar cada una costura por costura, decidió que nada le gustaba y volvió a su loca y compulsiva búsqueda. La misma situación se repitió por tres veces más.

Cuando ya estaba en la cuarta (y yo odiándola profundamente y al borde del crimen pasional) entró al probador de ropa y fue ahí cuando vi mi oportunidad: cambié las etiquetas del precio de la ropa, se las di todas, tranque por fuera su puerta y le dije a la encargada que había una chica que quería pagar menos cambiando las etiquetas de los precios y me fui sintiendo que me desquitaba y de paso vengaba a todos los vendedores que tiene que soportar a personas que como ella escarban, rebuscan y se prueban todo tipo de ropa para al final no comprar nada y decir ese pretexto más antiguo que la traición: "Voy a darme una vuelta y regreso", eso mismo pensé en ese momento querida : "Voy a darme una vuelta pero jamás regreso".

Mientras me dirigía a la salida sentí un alboroto del que no pude sustraerme y volví hacia los probadores pero cuando llegué ya no había nada. Le pregunté a la misma encargada con la que hablé hace un rato por la chica que entró ahí y me dijo que era un error, que no había entrado nadie y ante mi insistencia encontré por toda respuesta las hostiles miradas de las vendedoras y comprendí que no había nada qué hacer.

jueves, 6 de noviembre de 2008

VENGANZA A COLORES

Luego de unos días oscuros he tenido deseos de vengarme, de desfogar mi furia. Pensé en llamar alguien, invitarla a salir para usarla tal y como me usó, no me hubiera sentido mal por eso pero noté que joderla sería darle un privilegio que no merece, es tanto el desprecio que me provoca ahora que mi venganza sería mucha recompensa para alguien así.

Cuando estoy en una esquina rumiando mí frustración recibo una llamada de la madre de mi hijo, est enojada, apenas logro entender algo entre sus destemplados gritos, le pido que se calme, toma aire y me explica todo más tranquila pero a medida que lo va haciendo también va perdiendo la paciencia y nuevamente no le entiendo nada. Al final me queda más o menos claro: Mi hijo ha pintado la pared de un vecino y éste se ha ido a quejar. Quiere que vaya hablar con él.

Llego a su casa y ella sigue enojada, salgo con mi hijo, subimos al carro y nos dirigimos a casa del vecino, él me explica que fue una travesura, que no quiere ir a disculparse, le digo que lo entiendo pero igual tiene que hacerlo, que me ha parecido un exceso. Cuando llegamos a la casa del vecino toco la puerta, de pronto aparece, es un tipo enorme, trae un bivirí y un short, huele mal, mi hijo se asusta y aprieta mi mano. Empiezo a hablar:

-Bueno vecino, venimos a disculparnos por lo que hizo....
-¿Así que usted es el padre?
-Efectivamente, como le decía....
-¿Y no sabe criar a su hijo?
-Justamente por eso es que....
-La próxima que ese bicho de mierda pinte mi pared le tiro a mi perro para que lo joda y aprenda.

Me llenode cólera al escuchar eso, voy a reaccionar pero él da un silbido y aparece ante nosotros un perro enorme y feo que se le cae la baba y nos gruñe con furia, mi hijo se aterra, yo me muero de miedo, me pongo delante de él, no sé qué hacer, luego el viejo se ríe estruendosamente y nos tira la puerta. Nos miramos con mi hijo y sabemos lo que tenemos que hacer. Al regresar a su casa le digo a su madre que ya arreglé todo, que no hay problemas, al despedirme de mi hijo él me lanza una mirada cómplice. Nos veremos al día siguiente.

Al otro día voy en la noche, en el carro traigo una mochila con todo lo necesario, mi hijo sale y sé sube rápidamente. Manejo con las luces apagadas, me estaciono a unos metros de la casa del vecino, nos ponemos unos pasamontañas negros que nos cubren el rostro y nos damos unas palmadas para animarnos. Bajamos, nos acercamos sigilosamente, trepamos la pared, de la parte de arriba le lanzamos unos trozos de carne al perro, estos tienen un potente somnífero, esperamos unos minutos y se duerme profundamente con la lengua colgando y ahora parece un perro ahorcado. Sacamos unos spray de pintura y pintamos al perro, ahora parece un arco iris, un perro sicodélico, un perro hippie. Volvemos a la calle y pintamos sus paredes, escribimos todo tipo de cosas como "muere viejo de mierda ", "los niños al poder”", "las mujeres arriba y los hombres abajo", "el peor amo de un perro es otro perro". Luego pintamos su carro, un viejo Oldsmobile del setenta que cuida como oro.

Terminamos y nos marchamos muertos de risa, al volver a su casa su madre nos mira sorprendida, como interrogándose qué hemos hecho. Al otro día paso en la tarde por casa del viejo y lo veo furioso delante de su carro, a un lado está el perro encadenado y pintarrajeado, su pared llena de colores y frases, toda esa escena me produce un gran placer, no hay duda: La venganza en un placer dulce, casi orgásmico. Sólo falta que le de un infarto al viejo y la felicidad sería perfecta. Pongo un disco de Pink Floyd y me marcho feliz, mis ánimos de venganza por ahora están sosegados.

Prefiero la calma que me deja la venganza a la frustración del perdón.

jueves, 30 de octubre de 2008

LOCOS

Hoy un loco me ha seguido por un buen rato en la calle, debo confesar que al principio me dio miedo, tanto que haciéndome el "loco" (Curioso ¿no? Haciéndome el "loco" ante un loco, ¿Los locos se harán los "cuerdos" antes los cuerdos?) apagué mi mp3 para poder estar más atento a sus movimientos, doblé intempestivamente en alguna esquina, volví sobre mis pasos en otras calles, pero él no me perdía rastro, cada vez que volteaba a verlo alzaba la mano como señalándome y parecía ahogar un grito, claro yo fingía que no me enteraba de sus pasos. De pronto, en mi desesperado afán de perderlo intenté cruzar la pista pero un auto me cerró el paso y cuando intenté regresar a la acera me di cara a cara con él: toda su ropa era negra o estaba negra, su cuerpo era una mugre total, en la cabeza tenia puesta una bolsa azul, el pecho lleno de estampitas de santos, debajo de su brazo izquierdo llevaba unos libros entre los que pude distinguir uno de Ribeyro y en su mano derecha traía……mi DNI!!!!! (Imagino que se me cayó y él lo recogió). Me había perseguido por todas esas calles sólo para alcanzármelo. Luego cuando se fue, volteó y me mandó una sonrisa como quien dice: "Seré loco pero no cojudo".

jueves, 23 de octubre de 2008

MALA CITA

Hace un tiempo conozco vía messenger a Erica, una chica estudiante universitaria, amante de la poesía y los porros. Hemos tenido largas y entretenidas charlas por ese medio, luego con el tiempo hemos intercambiado números y hemos tenido aún más largas y entretenidas (y calentonas) charlas. Después de muchos devaneos hemos quedado en conocernos hoy. Ella eligió este día porque según los reportes del clima va llover y ella quiere un encuentro en un Café mientras llueve. Toda una escena poética.

Luego de pasarme una hora decidiendo que ponerme tomo el regalo que le compré y que me servirá como identificación ("El Libro de Dios y los Húngaros" de Toño Cisneros, me gusta decirle "Toño" y no Antonio, suena como a un amigo), tomo un taxi porque no me quiero retrasar así que es mejor evitar el horrible tráfico limeño. Llego al lugar, es un viejo y acogedor Café miraflorino, la busco con la mirada y lo que encuentro no me gusta nada:

Ahí está ella sentada al fondo, pero ella no "es ella" o –mejor dicho- no puede ser ella: Es horrible, es fea, esa cosa que yace ahí sentada no puede ser la dueña de esa voz tan arrulladora y sexy a la vez, debe haber un error, seguro no pudo venir y mando a su doble (digo "doble" no por el parecido sino por el doble de peso) a avisarme de su ausencia.

Trato de fingir que no soy, voy a dar media vuelta pero el libro, maldito libro, maldito Toño que me delata, ella me llama:

-Acá J, acá estoy.

Quiero huir, deseo un terremoto, un tsunami, un meteorito, un huracán, la reelección de Fujimori, cualquier cataclismo que me libre de esta, doblemente fea, situación.

-Hola Erica, qué tal...
-No seas tan serio ni formal ¿dónde está el chico tan gracioso que me hace reír con sus ocurrencias en el messenger?

Me provoca decirle que ese chico ha muerto, acaba de morir del susto, del susto de verte gorda.

-No nada, es que me siento un tanto palteado...
-Hazme el favor, toma asiento.

Si, eso mismo, quiero sentarme pero en la silla eléctrica, que una violenta descarga acabe con mi vida, acabe con este martirio.

-Claro, sentémonos.
-Pídete algo, mira que yo de los nervios me he comido un par de bocados.

Miro la mesa y lo que veo me asombra: No se ha comido un par de bocados, se ha tragado un par de toneladas de comida, parece la mesa de un naufrago que no comía en meses: está llena de platos vacíos, migas de pan, vasos con restos de jugos.

-No gracias, la verdad no tengo hambre, sólo...
-Ah esté es mi libro ¿no? gracias, veo que cumples tus promesas.

Dice esto y me arranca el libro de la mano, juro que le clavé las uñas a la tapa, no quería dárselo, no mereces ningún libro estafadora.

-Si bueno, no era para menos.
-Que amable, como yo pensé que no me traerías nada no te compré nada, que mala soy.

Si, efectivamente, que mala eres para ir por la calle zangoloteando esas carnes fofas, eres un atentado a la vista, por favor que alguien me deje ciego!!!.

-No te preocupes, normal nomás.
-Si no me preocupo, sólo te lo decía.

Termina de hablar, eructa y una risa escandalosa y callejonera invade ese tranquilo Café, los demás comensales voltean a mirar, ella parece ignorar todo o peor aún, darse cuenta, y se ríe más fuerte, se ríe y de sus fauces sale un horrible aliento, esto es demasiado, me cago en dios. Quiero escapar.

Mi celular suena, ¡dios existe!, contesto presuroso, me pueden estar llamando para decir que me voy preso, pero qué mierda, la cárcel seria el paraíso al lado de este hipopótamo voraz.

-Aló.
-¿José?

Mierda, es equivocado, que importa, digo que si, que soy José, soy la Madre Teresa si quieres causita, pero no me cortes.

-Si.
-Ahí estoy yendo, te espero, no me falles hermano.
-Claro, no te fallaré hermano, ahí estaré puntual, muchas gracias por acordarte de mi.

Mi elefantiásica acompañante me mira curiosa.

-Es mi hermano, quiere que lo vea urgente.

Le miento descaradamente, no voy a ver ningún hermano, ni siquiera tengo uno, soy hijo único.

-¿Y me vas a dejar acá?
-Te llevaría pero es un asunto familiar.
-Qué importa, después de todas las cositas que me dices al teléfono somos cómo familia ¿no?

Ahora quiero dispararle, si tuviera un arma ya te hubiera volado la tapa de los sesos gorda.

-Tienes razón, déjame ir por un taxi.
-Ya, yo voy yendo al baño a ponerme guapa.

Te tardarías mil vidas y nunca estarías guapa infame.

-Claro ve, yo voy a busca un taxi.

Salgo a la calle y detengo el primer taxi que encuentro, no le pregunto si quiera cuanto me cobra ni le digo donde voy, sólo le pido que avance, que maneje rápido.

-¿Adonde señor?
-Llévame a la mierda si deseas, pero cualquier lugar lejos de este será mejor.

Parece entenderme, esquiva un auto y maneja veloz, miro hacia atrás, miro el horrible error que cometí: jamás debí comprarle ningún libro.

jueves, 16 de octubre de 2008

CIEGO AMOR

Estábamos caminando por esa calle llena de árboles cuando de pronto te detuviste de golpe, como los soldados en las pelis cuando sienten que han pisado una mina y un paso más los despedazaría. Te pregunté qué sucedía, no me respondiste, sólo giraste y volviste sobre tus pasos, moviste unas bolsas de basura que habían a un lado y cogiste una masa informe, sanguinolenta. Yo te miraba asombrado, me la mostraste, no sabia qué diablos era, sólo sentía miedo, de pronto la besaste y susurraste unas palabras, ahora no sólo sentía miedo, sino nauseas también pero estabas llorando, llorabas conmovida, enfurecida, te pregunté (una vez más) qué sucedía, me miraste indignada como diciéndome lo tonto que soy, qué cómo es posible que no lo note, recién en ese momento pude ver lo que pasaba: tenías un gato entre las manos o al menos algo que se asemejaba mucho a uno, estaba lleno de sangre, según me lo ibas mostrando lo podía ver mejor. Era pequeño, debía de tener un mes a lo mucho y le faltaba un ojo, donde debía haber uno sólo había una costra enorme. Paraste un taxi, yo estaba más desconcertada ahora, subiste sin decirme nada, te seguí, recién ahí me dijiste que íbamos a una veterinaria, supuse que en un acto de "bondad" pagarías para que una inyección acabe con el martirio que llevaba por vida ese animal pero no, cuando llegamos y el veterinario te dijo que no había mucho que hacer, sacrificarlo es lo mejor señorita, que un gato tuerto sufriría mucho tú te opusiste tenazmente, con esa terquedad tan tuya y dijiste que no, lo cuidarías, que lo cure y ya. Así lo hizo, lo curó y te lo llevaste, yo te critiqué, no deberías hacer eso, que tus padres se enojarían, que ese animal no merece una vida así, me dijiste que yo era un animal que no merecía vivir por pensar así. Tal como lo dijiste lo hiciste: lo cuidaste con un amor único, un amor del que aún conociendo lo cariñosa que eras, me sorprendió, le diste un tiempo y una dedicación tan noble que, debo reconocerlo –avergonzado- llegué a sentir celos de aquel animal. Luego creció, creció y fue todo un gato, corría por toda tu (su) casa (al fin tus padres se resignaron a él) persiguiendo lo que sea que encontrara en su camino y cuando llegabas tú, ay cuando tú llegabas, a agarrarse, nadie se podía acercar a mas de un metro porque entonces él era una fiera llena de celos, era natural, todos te querríamos para nosotros, eras exclusividad oculta de nuestros afectos. Un día el que llegó fui yo y no había fiesta, más bien se podría decir que la tristeza se podía tocar en ese momento: estabas llena de lágrimas y lo traías entre tus brazos, lo cargabas como deseando que nadie lo toque, parecías una madre celosa de su cachorro y algo así era lo que había pasado: se había escapado por la noche atraído por unos tenues ronroneos, trepó el techo y fue a dar a la azotea en la que una gata había parido, curioso se acercó a olfatearlos y en eso llegaste tú, no sabias cómo pero algo te había hecho ir hasta ese lugar pero junto a ti llego la gata, un animal inmenso y furioso que ahora lo miraba lleno de odio a tu (nuestro) gato, cuando quisiste reaccionar era imposible, ya estaban envueltos en una cruenta pelea que no se detuvo hasta que cayó la gata muerta y él mal herido pero su herida era grave, quizás en ese instante, dentro, muy dentro de ti, deseaste que hubiera muerto también: estaba ciego, la gata de un zarpazo le había arrancado el único ojo que le quedaba, corriste al veterinario, te dijo lo mismo que la primera vez, sólo que ahora todo era doblemente grave, un ojo menos doble el dolor. No te disté por vencida, qué lo ibas hacer pues. Hiciste que lo curaran y con todo el cargo de conciencia encima bajaste a los seis gatos recién nacidos. Para sorpresa tuya esa noche él se echo con ellos, dándoles calor, ese calor que con su poca vida les brindaba para que ellos vivieran. Quién sabe, quizás le habías trasmitido tu eterna nobleza y él se sentía culpable de matar a su madre y ahora se sentía en el deber de cuidarlos a pesar de su ceguera y de la ceguera de esos gatos, porque eso era un concierto de ciegos, todos maullaban buscando algo en la oscuridad, él los lamía y limpiaba con una dedicación similar a la tuya. Te pasabas el día alimentándolos y cargándolos, te turnabas con él para darles calor, cuando tú lo hacías el se paraba e iba caminando como un borrachito, chocándose con todo hasta que aprendió dónde estaba cada cosa y ni más tropezó. Ellos crecieron, los tuviste que regalar, el día que se fueron lloraste abrazada a él que sabiendo de tu dolor y sobreponiéndose al propio te hizo toda clase de mimos y piruetas para animarte, los mismos que en un gato ciego se veían doblemente tiernos. Hasta que un día sucedió lo que todos temíamos: obedeciendo a su instinto audaz y rebelde, tan suyo y tan tuyo, tan de ustedes, decidió dejar la seguridad de su (tu) hogar aventurándose a la calle. Obedeció su instinto pero todo el tiempo de encierro lo había vuelto demasiado confiado. Nadie vio en verdad como sucedió, te dieron muchas versiones, lo claro fue que un carro lo había matado, yo te consolé o intenté hacerlo (como si eso fuera posible) diciéndote que lo habías tratado muy bien, que vivió más de lo que cualquiera hubiera pensado y que seguramente su muerte fue rápida y no la sintió. Pero ambos sabíamos que mentía, ninguno se tragó le cuento, sabíamos que el pobre había sufrido y que la sola imagen de su muerta atroz no nos dejaría dormir nunca más en paz, que todas las noches cerraríamos nuestros ojos intentando encontrar su ciega mirada.

jueves, 9 de octubre de 2008

BACKSTAGE

LAGRIMAS: Viendo un programa sobre el cuadro del "Niño que llora" de Bruno Amadio recordé que de niño iba a casa de una amiga donde había un cuadro de esos y todo el terror que me producía mirarlo siempre (era extraño pero por más que deseaba no podía dejar de mirarlo) así que intenté escribir una historia amanera de exorcismo. Fallé, aún me da miedo.

REYES MAGOS: Con Yvonne fuimos a visitar a una amiga que había tenido un hijo recientemente pero para horror nuestro el niño era increíblemente feo y su madre exageraba en los cuidados (los guantes de la empleada y sacarnos los zapatos antes de entrar son detalles ciertos). Al salir no pudimos dejar de hacer comentarios sorprendidos por lo feo de la criatura. Siempre tenía a mi amiga en línea, desde que lo publiqué dejé de verla, qué habrá sido.

EL CHE TUERTO: Tengo un amigo que vive en La Victoria y algunas veces cuando lo visitaba subíamos a la terraza de su casa a fumarnos algo y un día nos encontramos con su vecina, una china mas buena que el pan, le invitamos lo que fumábamos y para suerte nuestra ella tenía más. Lo demás se me ocurrió en pleno trance fumastélico.

ADOPCION: ¿Nunca les ha pasado que un total desconocido los saluda en la calle confundiéndolos con otra persona? a mí me pasó exactamente lo mismo una vez con un tipo que insistió durante varias calles que era "mi primo" y quiso llevarme a su casa a comer con "nuestra familia". Confieso que me asusté y apenas pude salí corriendo.

69PUNTOG: Suelo escuchar programas de radio en la madrugada y en algunos llaman unos tipos a contar sus miserias a manera de desahogo pero los conductores resultan siempre unos plomazos. Quise vengarme de ellos. El título es de una canción de Sabina que habla justamente sobre un programa de radio donde llaman todos los desahuciados.

PUNTADA EN FALSO: Mi abuela va cumplir 96 años este quince de octubre y obviamente está llena de achaques. Una noche se sentía muy nerviosa y me quedé acompañándola en su cama, durante ese tiempo me contó muchas historias pero me llamó la atención especialmente una en la que me dijo que ella (es costurera) le había hecho el vestido de novia a casi toda las mujeres de su familia y la costumbre mandaba a dar la última puntada con un cabello de la próxima chica que está en edad de casarse. Mientras me la contaba yo apuntaba todo sobre un periódico que le había llevado.

NAVIDAD EN ENERO: De niños mi madre acostumbraba llevarnos a pasear por el centro de la ciudad a mis hermanos y a mí. Recuerdo especialmente todos esos tíos disfrazados de Papa Noel friéndose las entrañas bajo el jodido sol de enero limeño y recuerdo más claro aún el pútrido olor que dejaban a su paso. Verlos y olerlos terminaron asesinando en mí la encantadora idea de que Papa Noel existía.

LAGRIMAS

Todos los días al subir las escaleras de la casa de Carmen no puedo evitar mirar ese cuadro: Es un niño que llora, tiene unas lagrimas feas y toda la tristeza del mundo encima, pero no me conmueve, no me apena como esos niños que veo en la televisión de noche echado en las piernas de mi madre, este niño llorón lo que me causa es terror, su mirada parece estar siempre encima mío, me persigue a todos lados, sólo el secreto amor que siento por Carmen me da valor para todos subir diariamente esas gradas que crujen como galletas que se parten y mirar como me mira ese niño lacrimoso.

Hoy Carmen me ha confesado su temor hacia esa imagen. No sólo le teme al pesar frente a ella, todas las noches tiene horribles pesadillas en las cuales el niño sale del cuadro y se acerca a ella suplicando ayuda, gimoteando, llorando destempladamente de la mano de Inmaculada, su niñera, pero es ella la que se despierta llorosa y aterrada. Sus papás no le creen y por el contrario la reprenden y le advierten que por nada del mundo sacaran el cuadro de su lugar.

Al contarme todo estoI me ha tomado de las manos, me he sentido emocionado, con mis manos he secado sus lagrimas, hemos urdido un plan para acabar con tan siniestro personaje, lo urdí yo en verdad, lo urdí con todo el deseo de vengar a mi amada. Esa noche sus padres se irán a una fiesta, como tantas veces me dejan quedarme a dormir en su casa bajo el cuidado de H.

Cuando sus padres se han ido Carmen aprovecha la primera distracción de Inmaculada, va al baño, abre el botiquín y saca las pastillas que su madre toma para dormir, luego a escondidas, le vierte la pastilla en un vaso de refresco que le invita, ella lo acepta con una mueca de cariño, lo bebe y no tarda mucho en quedarse dormida. Apagamos la luz, vamos a la sala, descolgamos con mucho esfuerzo el maldito cuadro y lo envolvemos con un vestido de Inmaculada para no verle esa mirada torva. Vamos al jardín interior, ella va por un envase de combustible del taller de su padre, lo rociamos y le prendemos fuego, extrañamente no tiene el olor de la madera que se quema, es un olor distinto, como cuando a nuestras madres se les quema la carne que cocinan, coincidimos en el comentario, que importa dice ella, quizás si estaba vivo, pero ya no, ya está muerto. Cuando está todo chamuscado caemos en cuenta que quemamos el vestido de Inamaculada, reímos, nos suena a travesura, recogemos los restos y los metemos en unas bolsas, lo arrojamos a la calle, ella me besa, me dice que vayamos a dormir. Duermo feliz esa noche, siento que he vengado a mi amada, siento que ese beso me volvió en todo un hombre, ya no soy un niño.

Al rato alguien me despierta de golpe, mis ojos heridos por la luz no pueden ver nada, sólo el inconfundible olor de mi madre me hacer notar quien es pero no está sola, hay a su alrededor muchos policías y hombres que hablan en voz baja, siento temor, cuando volteo para ver a Carmen noto que no está. Mi madre me dice que sus padres ya se la llevaron, que no tema, que todo va pasar, me siento terriblemente confundido. Ahora aparece mi padre que me envuelve con una sábana y me lleva, mientras bajamos las escaleras observo aterrado que ahí está el niño llorón observándome, no sólo con su mirada perseguidora de siempre, ahora me mira con cierto aire de burla. Me aferro a mi padre, nunca he sentido tanto miedo.

Apenas llegamos a casa le pregunto a mi madre qué ha sucedido, por qué tanta gente, ella no me dice nada, sólo murmulla con mi padre, cuando ella se va mi padre me mira confundido, se sienta frente a mi, y me da un abrazo, mi madre vuelve, esta hablando por el celular con O, mi hermano mayor, lo que escucho que dice me paraliza: "No te asustes Martín, tengo que contarte algo que no te va gustar, al parecer unas personas entraron a casa de Carmen y atacaron a Inmaculada, se ensañaron con ella, unos perros callejeros que pasaban por afuera encontraron su cuerpo quemado metido en unas bolsas y lo arrastraron por toda la calle, es horrible ¿cómo puede haber gente tan enferma?" Cuando termina de hablar siento nauseas, ahora me veo a mi mismo vomitando, me veo como si no fuera yo, me veo como me miraba el niño llorón. Es fácil adivinar que las pesadillas jamás van abandonar a Carmen.

jueves, 2 de octubre de 2008

REYES MAGOS

Hoy junto con Yvonne hemos ido a visitar a una amiga que acaba de tener un hijo, en el camino le compramos algunos regalos (unos ropones, sonajas y unas sandalias minúsculas para el verano), luego, mientras maneja me cuenta que le asusta tener un hijo, de sólo imaginárselo y ante el temor de quedar embarazada es capaz de no volver a tener sexo nunca más, claro que luego empieza a enumerar las bondades de su más reciente novio y decide correr el riesgo.

Cuando llegamos a la casa de Sandra (que ojala jamás lea esto) entramos y lo primero que nos llama la atención, cómo si fuéramos entrar algún templo oriental, es que nos pide nos saquemos los zapatos y los dejemos en una especie de recipiente similar a los que hay en los juegos donde los niños tienen que subir sin ellos. Eso nos causa un mal presagio, luego nos dice que esperemos un rato, el bebé aún duerme, ante nuestra común intuición optamos por decirle que no se preocupe, que le dejamos los regalos y otro día volvemos, ella nos dice que cómo se nos ocurre si ya estamos ahí.

Ha transcurrido mas o menos media hora de una insufrible charla: Sandra nos ha contado como es que no puede darle bien de lactar bien a su hijo y ha tenido que usar un aparato especial para succionarse la leche de los senos y como si fuera poco nos hizo "una demostración" ante la cual tuve que disculparme he ir al baño para que no vea el ataque de arcadas que me dio. Cuando regreso veo que Yvonne está azul de las nauseas pero salvadoramente aparece Hilda, la niñera del bebé que lo trae en brazos y, para mayor paranoia nuestra, tiene puestos unos guantes quirúrgicos.

Nos acercamos encantados a él (más de agradecimiento porque nos libró de esa horrible charla que por la ilusión de verlo) pero cuando voltea no podemos evitar hacer una mueca de sorpresa: Es feísimo, y no es feo como los bebés cuando nacen y están medio hinchados, este está condenado a serlo toda su vida. Evidentemente fingimos y lanzamos las clásicas frases aduladoras: Que bonito, es igualito a tí, que gracioso, tiene la nariz de....", parece que quiere hablar y demás mentiras habituales.

Entregamos, cual Reyes Magos (pero si incienso, mirra y menos oro) nuestros regalos y huimos de ese niño que al parecer también nació en un pesebre, pero que se incendio ni bien vio la luz. Una vez en la calle tenemos la sensación de haber salido de la casa el terror, de haber apreciado en vivo al último hijo de "La Familia Monster". Mientras enciende el auto me dice:

-Por Dios, que feo ese niño ¿se le incendio la cuna o qué?
-Parece un Critter.
-¿Critter? Parece el hijo negado de Chucky.
-Encima lo cargan con guantes.
-¿Y quién va cargar eso sin unos?
-Pero la loca es “Sandra ¿qué diablos tiene para hacernos pasar sin zapatos? ¿qué mierda alucina? ¿qué su híbrido es el hijo de Buda?
-Se volvió loca, creo que el impacto de ver a su hijo tan feo la quemó.
-El impactado soy yo, encima tuvimos que decirle todas esas huevadas, que lindo y demás porquerías.
-Y ella que decía "si, si es lindo, salió a mí", me daba ganas de decirle que no, que ella si es bonita, ya nunca quiero tener un hijo, es definitivo, eso fue una señal del destino.

jueves, 25 de septiembre de 2008

EL CHE TUERTO

Acabo de notar que no tengo más nada que hacer, he enviado mi último mail, despedido a mi última ciberamiga, colgado el teléfono, bebido la chela del estribo. Así que decido salir a fumar un porrito a la terraza, es verano, Lima es un horno, mi casa una hoguera, mi corazón un infierno. Salgo sin polo, mi abdomen luce gordo, producto de tantas cervezas y horas sin hacer nada más que chatear y matar imaginarios rivales en el Play. Enciendo el porro, miro las luces de la ciudad, es una visión que siempre me conmueve, las luces de la ciudad apagan las luces de mi vida, pienso, extraña contradicción. Maldigo.

Ahora río, me siento con taquicardia y me río de eso, cuando me drogo soy capaz hasta de reírme de un pedo del vecino, me río insensatamente. Entoonces del otro lado de la terraza aparece mi vecino, un coreano que, sospecho, recién llegó a Perú, recién llegó al infierno, tiene la sonrisa del qué no sabe lo que le espera en esta ciudad de mierda. Me mira y saluda con la mano cómo si atrapara una mosca, pronuncia algo que me suena como quien me lee la constitución húngara pero en arameo, contesto su saludo y cruzo los dedos, contra chino de mierda. Deseo que se vaya, he bajado el porro para que no lo note y la sola idea de que se extingue sin probarlo me enerva, por fin se va, chau chinito.

No termina de meterse a su departamento el coreano y levanto mi porro, lo fumo angustiado, desesperado, como si mañana se fueron a extinguir todos los campos de marihuana del mundo (o sea el apocalipsis total). Ahora sale su hija, una coreana con cara de plato y culo de negra. Me mira y sonríe, le hago una mueca, ríe más ahora, me acerco hacia su lado, le acerco el porro, le quiero explicar qué es pero ella lo coge y la da una profunda calada, el idioma de las drogas es universal. Ahora esta, literalmente "china de risa".

Trepa su lado de la terraza y salta hacia al mío, siento un poco de temor, la droga me emparanoia demasiado, alucino que su viejo es un samurai que seguro aparecerá con una espada enorme a cortarme en pedacitos, pero al verla bien, noto que se parece a Chun Li, ese personaje tan sexy de Street Fighter y se disipan mis miedos. Trae una camiseta con la foto del Che (Es un Che tuerto: Le falta el ojo derecho) y un short cortísimo que dejan a la luz sus deliciosas piernas. Para (grata) sorpresa mía saca de su apretado short (¿Cómo diablos puede entrar una mano en ese lugar tan ajustado?) un porro que enciende diestramente, se nota que no le gusta perder el tiempo, le da dos caladas, me lo toca (el porro malpensados) y lo fumo, siento el sabor de su saliva en él, no sabe fumar, pero igual, qué chucha, me excita ese sabor, me excita tu sabor de chinitadrogadictaviciosademierda pienso, pienso y me arrecho, me arrecho y la miro, la miro y me arrecho más de lo que se puede aún.

Terminamos el porro y empezamos a besarnos, siento su aliento a marihuana en mi boca, siento sus muslos contra los míos, siento sus tetas durísimas, siento que voy explotar. El Che ahora esté en el piso. Violando cualquier ley de la realidad he logrado sacarle ese short que parecía pegado a su piel, he arremetido contra ella, ella ha acometido contra mi, nos hemos drogado de sexo, más drogas, más gozo, creo que he muerto y he ido al infierno, que felicidad. Se levanta y veo nuevamente su cuerpo desnudo, es un lujo. Se viste, El Che ahora parece sonreír, ella lo hace coquetamente, toma mis cigarros y se va.

Desde esa tarde-noche salgo todos los días a la misma hora a fumar a la terraza, desde ese día El Che hace la siesta desparramado sobre mi piso, desde ese día El Che odia ser un tuerto que no puede ver claramente lo que ahí sucede.

jueves, 18 de septiembre de 2008

ADOPCION

-Hola primo.
-Hola…
-¿Cómo estás?
-Bien, pero....
-No sabes cuanto me alegro, tiempo sin verte.
-Bueno...
-Carajo, tanto tiempo sin vernos y no me das un abrazo, ven dame uno.
-.........
-Ese es mi primo, ¿cómo está mi tía?
-Bien, ya sabes los años, los achaques....
-Si, eso pasa siempre, pero la salud buena ¿no?
-Si.
-¿Y mis primas?
-Bueno, dos ya se casaron....
-Asu ¿y no me invitaron?
-Bueno, es que todo fue muy rápido, además no te......
-Ya me lo imagino, pero ven primo, estoy viviendo acá a la vuelta, vamos a que saludes a tu tía.
-Pero es que estoy apurado, en medio de....
-Vamos primo, años de ausencia y te vas a negar, vamos.

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-Mamá, mira a quien me encontré, tu sobrino.
-No te puedo creer, sobrino ¿cómo has estado?
-Bien, pero déjeme....
-Ven, siéntate, quédate a comer.
-Si quédate primo, siéntate, no nos hagas ese desaire.
-Bueno ya, pero ando apurado con la hora, además creo que acá hay…
-Caramba, ese mi sobrino, me ha emocionado verte de nuevo, creo que hasta la presión se me ha subido.
-Cuidado tía eso es un poco delicado.
-Mira acá está tu prima, salúdala, no seas tímido.
-Hola prima....
-¿Primo? Hola !!!!, que emoción, cuánto tiempo.
-Si pues prima, si no fuera acá por tu hermano no los volvía a ver.
-Ven, dame un beso, un abrazo.
-Sientense por favor y sírvanse.

..............................................................................................................

-Y primo ¿Qué tal la comida?
-Buena primo, felicitaciones tía, muy rico todo.
-¿Te gustó?
-Bastante tía.
-Cuanto me alegro, pero llevate un poco para que le invites a tu mami.
-No es necesario.
-Pero llevate. Caramba, pónganse de pie, tráiganme un envase para servirle a su primo, ingratos.
-Yo voy mamá.
-Llevate esto y dile a tu mami que me visite pronto.
-Seguro tía, después de esto como no vamos a frecuentarnos nuevamente.
-Que gracioso mi sobrino.
-Bueno, ahora si, ya me tengo que ir, muchas gracias.
-Ya sobrino cuídate.
-Chau pues primazo, anímate un día para tomarnos unas cervezas, ya sabes con este calor…
-Claro.
-Chau primito, salúdame a mis primas, diles que cuando nos juntamos para irnos a una disco.
-Claro prima, apenas las vea....

Salgo de la casa de "mi familia", camino con un envase de comida entre mis manos, mientras voy pensando en quiénes chucha son esa sarta de locos que me llevaron a su casa diciéndome que soy "su primo".

viernes, 12 de septiembre de 2008

69PUNTOG

M ha terminado hace un par de semanas con su novio y ahora está muy deprimida. Sentía que lo quería mucho pero esa relación caminaba al fracaso así que haciendo acopio de valor decidió ponerle fin. Por esa razón sus últimas noches han sido especialmente tristes: llega a casa, apenas cena y se echa en la cama a fumar y escuchar música, pero hace dos días descubrió un programa que le llamó la atención: "69PuntoG", el nombre es sacado de una canción de Sabina que a ella le gusta mucho. Ahí llama mucha gente desesperanzada, desilusionada, desahuciaba, al borde del suicidio o alguna locura y piden canciones no "tan comerciales" mientras cuentan sus penas. El programa lo conduce Z, un chico de voz cautivante que es a veces secundado por D, una chica que por toda descripción sólo se dice algo: "La chica de la oscuridad", aunque sólo hace esporádicas apariciones para presentar alguna rareza musical que nunca se sabe cómo llega a sus manos, mientras Z guarda algo en secreto: está enamorado de ella.

Una noche M decide mandar un mensaje de texto, le pide una canción de Frank Delgado y le cuenta un poco su historia, Z lee su mensaje al aire, luego le manda saludos y pone su canción. Ella lo escucha, tiene una rara sensación al oir su nombre en la radio y siente que ha ganado un nuevo amigo, un cómplice en quien confiar sus penas.

La noche siguiente ha ido al programa D y a puesto una canción en italiano que ella no logra reconocer, pero siente que le agrada mucho su voz. Escucha ese programa con especial detenimiento hasta que Z empieza con su habitual ronda de pedidos musicales y se atreve a enviar un mensaje más: le cuenta un poco mas de su historia y le pide "From a shell" de Lisa Germano, piensa que no encontrará esa canción, quiereo hacerle una travesura y lo imagina arrinconado sin poder hallarla, pero Z la sorprende: saludos para M, nuestra nueva compañera de aventuras quien nos ha pedido esta bonita canción. Seguidamente la voz la Lisa Germano invade su habitación y ella deja escapar una lágrima. Se siente especialmente atraída por él.

Al día siguiente va a trabajar deseando que el día transcurra lo más rápido posible, sólo quiera regresar a casa y escuchar a Z. Ni bien termina la jornada sube a su auto y maneja rápidamente de vuelta, se da un baño, cena y decide dormir hasta las once de la noche que empieza el programa. Se despierta puntual, la radio esta encendida y sintonizada en la estación del programa, se siente animada al escuchar los primeros saludos de Z. Luego decide mandarle un mensaje mas atrevido: "Me encanta tu voz, hoy no quiero música, sólo dame saludos especiales, besitos". Ha escuchado ansiosa todo el programa, cuando ya la desilusión la abatía lo escucha mandar saludos especiales para alguien especial...., empieza a sonreír pero luego, al escuchar el mensaje completo apaga furiosa la radio: .....llamada I, ella no lo sabe pero la intención de Z es darle celos a D. Luego no puede dormir tranquila, se siente absurda de sentir celos de un tipo del cual sólo conoce su voz pero no lo puede evitar.

Al otro día se la pasa malhumorada en el trabajo, incluso tiene una fuerte discusión con su jefe, regresa a casa y no tiene ánimos de cenar, se echa impaciente en la cama a fumar mientras espera el inicio del programa. Cuando empieza siente nuevamente la calma que le produce escuchar la voz de Z. Decide "perdonarlo" y le envía un mensaje más "atrevido": "Espero hoy no me olvides lindo, me gustaría tenerte acá, hablándome sólo a mi al oído. Envíame saludos cariñosos". Cuando el programa llega al final Z dice algo que la vuelve a enfurecer: Hoy quiero enviar un saludo secreto y un suspiro enamorado a una chica que todas las noches escribe: I. Entonces mientras intenta dormir va planeando su venganza: Irá al otro día a la estación de radio para esperarlo y encarararlo por "semejante desplante", que cómo era posible que traicionara de esa forma tan baja a su más fiel oyente que encima , como si fuera poco, estaba enamorada de él.

Tal como lo ha planeado, la noche siguiente va a la estación, son casi las nueve, lo espera afuera agazapada en su auto, al ver que el tiempo pasa y es cerca de las once decide entrar, y en la recepción pregunta por él, le dicen que está ocupado, va empezar al programa, pierde los papeles y empieza a dar gritos exigiendo su presencia. En ese instante se acerca una chica, le pide por favor se calme, qué te sucede, M le dice que quiere hablar con Z, que la ha tratado muy mal, que no es justo. La chica le dice que ella es D, que la entiende, M se queda sorprendida, ahora se siente avergonzada mientras D toma con una mano su rostro y con un dedo seca sus lágrimas, M se estremece por ese gesto de ternura, D le dice para ir a tomar algo para que se calme, acepta y D se va con ella sin importarle el programa. Llegan a un bar cercano, beben unas cervezas, M le cuenta avergonzada todo a D que la ha escucha en silencio. Conforme va transcurriendo la noche M se siente mas en confianza, cuando termina y espera que D le diga algo, ella la sorprende con un beso en la boca, M no lo piensa y corresponde ese beso con una pasión que creía olvidada. Deciden dejar todo y se van a la casa de M. Esa noche se aman con pasión, cuando despierta nota que D ya se ha ido pero le deja una nota: "Estuviste increíble, agradezco la hora que me crucé contigo, ya oirás de mi". Es sábado y no trabaja así que decide dormir un rato más.

Durante la emisión de esa noche D confiesa al aire que está enamorada, es evidente que tal anuncio afecta a Z que se ha pasa el resto del programa lanzando comentarios insidiosos contra ella que se ha mostrado indiferente ante esos subalternos ataques.

El lunes por la mañana D la llama y la invita al programa de esa noche, M, que ha notado el interés de Z por D, acepta entusiasmada y piensa en su (nueva) cruel venganza. Llega puntual y saluda con un beso en la boca a D que le pide espere tras el vidrio que separa la cabina. Dentro el programa transcurre normal hasta que una llamada rompe con esa rutina: es una oyente que dice llamarse I y lanza un furibundo ataque contra Z, antes que corten la llamada se escucha un insulto que lo humilla: Eres un pésimo amante. Él se muestra contrariado y avergonzado, a continuación D confiesa su amor por una chica, lo cual le sienta como una puñalada a Z que apenas habla y finge una falsa felicitación para D. Cuando el programa está cerca al final, D invita a M a pasar, se la presenta y ella le susurra al oído: Soy M, a la que nunca le contestaste el saludo, la figura de Z parece empequeñecer, su voz se apaga y el programa es culminado con destreza por D, incluso con algunos apuntes musicales de M. Al final D anuncia que por compromisos personales dejara de asistir al programa, en ese momento Z ha dejado de existir, incluso ellas se van sin despedirse de él.

Al día siguiente luego de amarse, encienden la radio, son las once de la noche pero el programa no empieza, luego de unos minutos la voz metálica de un desconocido locutor anuncia una noticia que les causa satisfacción: Z, el conocido conductor del programa "69puntoG intentó suicidarse hoy lanzándose desde el tercer piso de su casa pero fracasó en su arrebato y no se causó ningún daño físico pero debido a que los bomberos lo encontraron pronunciando incoherencias decidieron trasladarlo a un centro de salud mental donde los médicos le detectaron una rara especie de esquizofrenia, debido a este lamentable suceso se informa la cancelación de dicho programa. El locutor termina de dar la noticia y ellas vuelven a hacer el amor excitadas por la venganza consumada.

jueves, 4 de septiembre de 2008

PUNTADA EN FALSO

Es un sábado de agosto en la antigua hacienda de la familia Carvajal, pero no es un sábado cualquiera, es uno muy especial: hoy se casa Zenobia, la última de las hijas de aquella inmensa familia. Los ajetreos para la organización tomaron mas fuerza desde el pasado jueves, día en que todos -familia y empleados- se abocaron a la labor de tener listo todo para tan importante evento.

Don Rubén, el padre de Zenobia se ha encargado de invitar personalmente a los demás hacendados de la zona y conseguir cantidades navegables de licor, incluso a importado algunos vinos desde Francia. Doña Elvira, su siempre alegre esposa se encargó de todos los demás preparativos tales como el buffet, la orquesta y decoración del amplio salón donde acostumbran realizar las fiestas familiares. Sólo algo escapó de las manos de los padres: La confección del vestido de novia, delicada labor que fue encomendada a Doña Teresa, la anciana madre de Don Rubén, costurera nata que se jacta siempre de haber confeccionado los trajes de novias de todas sus nietas y demás chicas del pueblo.

Ese día por la mañana Doña Teresa se encarga de darle los últimos retoques y cuando se apresta a darle la puntada final al vestido es detenida por Zazá, su hija mayor, que fiel a una antigua costumbre local le ha traído un cabello de Juanita, la mayor de sus hijas, para que le de la última puntada al vestido no con un hilo blanco si no con el cabello que trae entre manos. (La costumbre consiste en que si al coser el vestido le dan la última puntada con el cabello de una chica esta será la próxima en casarse).

Doña Teresa acepta gustosa el pedido y procede a hacerlo, sabe los pensamientos su hija mayor: Que Juanita, cerca ya de los cuarenta años, se quede soltera o "a vestir santos" tal como dicen en el pueblo, lo cual sería considerado como una gran deshonra para el honor de la familia, ya que todas sus hijas están casadas, incluso la menor, Gabina, de apenas dieciocho años.

El momento de la boda ha llegado, el salón esta lleno de gente y la capilla privada esta sobriamente adornada. Un viejo pianista toca unas notas cuando ingresa la novia del brazo de Don Rubén. El Padre Fermín (un religioso con fama de enamorador y alcohólico, especialmente traído desde la Constitución, el pueblo vecino) se acomoda la sotana, bebe un poco (más) de vino y da una última revisada a las palabras que va pronunciar. Doña Teresa y Doña Elvira lloran de emoción, el novio la espera a un lado del altar.

Cuando Zenobia ha dado algunos pasos de pronto surge Dánila, la menor de las nietas de Doña Teresa, coge la cola del vestido y la levanta, esto produce el terror en Zazá, que sabe que si la cola no es arrastrada no se cumplirá el deseo de ver casada a su mayor hija. Desesperada por no saber que hacer mira a su madre y ésta, en una rápida reacción ya ha cogido con su bastón un lado del vestido de Dánila y la arrastra hacia ella, luego mira a su asustada hija y le hace un guiño de complicidad, ésta da un hondo suspiro de calma.

La boda y posterior celebración salieron muy bien, lo que dejo conformes a Don Rubén y Doña Elvira, que ven así cumplido su sueño de ver consagradas en matrimonio a todas sus hijas. La fiesta duró dos días, los rumores dos meses. Justo transcurrido ese tiempo Zazá va a casa de Juanita, como queriendo enterarse si "había laguna novedad", o en buen cristiano, si se había conseguido un novio y estaba próxima a casarse ya. En el camino siente que la gente la mira raro y murmura a su paso, confundida decide desviarse de su ruta y va a casa de Doña Susana, vieja amiga y confidente, cuando ésta la abre la puerta la mira con ojos compasivos:

-No sabes cuanto los siento Zazá.
-¿Cuánto sientes qué?
-¿Cómo, no lo sabes?
-¿Sí no sé qué?
-Las últimas noticias.
-No tengo la menor idea, pero dímelas, no me asustes así.....
-Espéreme un instante amiga.

Doña Susana entra su casa y cuando regresa trae un periódico entre las manos, se lo alcanza a su vieja amiga que lo lee y sufre un repentino infarto que la causa la muerte. Los vecinos se juntan alrededor del cuerpo, algunas ancianas se persignan y rezan en voz baja, de pronto alguien dice que no es dable que el cuerpo esté tirado al aire, coge el periódico y empieza a taparlo. En una página que esta a la altura del pecho se llega a leer la noticia y causa de tan penoso suceso:

PADRE SE ENAMORA, CASA Y FUGA

El Padre Fermín, principal autoridad religiosa de Constitución se dio a la fuga con todas las donaciones en efectivo que tenia la iglesia local, al hacerse público su secreto matrimonio con Doña Juanita Carvajal, la nieta del conocido hacendado Don Rubén Carvajal. Se sabe que ambos personajes huyeron en la madrugada de ayer y se sospecha que estarían rumbo al Caribe, donde intentarían cambiar de identidad y pasar su luna de miel.......

jueves, 28 de agosto de 2008

NAVIDAD EN ENERO

Acaban de pasar las celebraciones de fin de año, mi madre ha decidido salir a pasear por el Centro de Lima con mi hermano y yo. Ambos llevamos algunos de los regalos que nos dieron en Navidad: Él trae encima un sombrero de vaquero y un par de pistolas de plástico en la cintura, yo traigo un "arma" muy moderna que hace una bulla insoportable y se llena de luces cuando aprieto un botón.

Llegamos al centro y vamos por el Jirón de la Unión, en algunas tiendas aún se ven los restos de diciembre: Algunas luces navideñas que sólo encienden la mitad y cuelgan como telarañas abandonadas en los escaparates, anuncios de remate de panetones, ofertas de juguetes que nadie compró y ahora valen la cuarta parte. Pero más adelante aparece una imagen que nos impacta a ambos: es Papá Noel que viene agitando una campanita y riéndose con su estertóreo jo jo jo. A su lado hay una señora con una cámara fotográfica inmensa y va ofreciendo a los niños una fotografía con él. Nosotros no dudamos un instante y empezamos a rogarle a nuestra madre que nos tomé una foto con ese viejito tan noble, que así tendríamos pruebas indudables de que si existe y ningún niño mayor del colegio nos volvería a dar la contra. Mi madre nos mira tiernamente y acepta.

Cuando llegamos a su lado, lo tocamos para que voltee, cuando lo hace nuestra ilusión y admiración sufre un violento desengaño: Papá Noel tiene una imagen descachalandrada y cochamborasa: Suda a mares (es enero en Lima, mes de verano y el pobre tío esta embutido en un asfixiante traje que seguro le achicharra hasta los pensamientos), su barba postiza se ha descolgado y ahora anda por su vientre, tiene unos lentes pegados con cinta adherente, su traje está cochino, la campanita llena de oxido y él huele tan mal que se podría deducir que hace por lo menos cuarenta navidades no se baña y encima duerme en la misma cama con todos sus renos. Mi hermano y yo cruzamos miradas de pavor, ya no nos queremos tomar ninguna foto con ese tío que hace unos minutos nos llenaba de gracia y ahora sólo nos llena de nauseas, no sabemos qué hacer, miramos a nuestra madre que nos observa feliz, mi hermano saca sus pistolas e intenta dispararle, yo le apunto con mi moderna arma y le lanzo un rayo pero el viejo sigue incólume, no cae, nos resignamos a fotografiarnos con él.

La fotógrafa, que obviamente es su sufrida esposa (debe ser muy jodido eso de ser la mujer de Papá Noel, pienso yo), nos pide que nos juntemos más, que no entramos en el ángulo de la cámara, es evidente que no queremos pegarnos a ese viejo infecto, pero no nos queda otra, cuando decidimos hacerlo sentimos un violento aliento contra nuestros rostros: está alcoholizado, licoreado. Nos dice que le pidamos un regalo: mi hermano le pide que se bañe, yo le pido que nunca se le ocurra ir así a mi casa, que mi hermanita menor se puede asustar. Él nos mira sorprendido y murmura entredientes "mocosos de mierda", mi hermano lo escucha claramente y le arranca la barba, yo meto le mano dentro de su chaqueta y le saco un montón de trapos de relleno que simulaban una falsa gordura, empezamos a correr a su alrededor gritando: "No es Papá Noel, no es Papa Noel", el viejo trata de recomponer su imagen pegándose la barba con saliva y su esposa volviéndolo a rellenar de trapos. Mi madre no puede evitar burlarse, mi hermano vuelve a desenfundar su pistola y le lanza un disparo imaginario, sopla la punta de su revolver como quien ha dado un tiro preciso y mortal y la vuelve a guardar. Antes de irnos volteamos a mirarlo y vemos como los demás niños lo miran decepcionados, incluso algunos lloran, sentimos que acabamos con la Navidad de muchos de ellos, sentimos que somos felices, sentimos que somos hermanos, sentimos que nos queremos como la puta madre.

jueves, 21 de agosto de 2008

BACKSTAGE

Una noche: Pues es algo así como el repaso por mis juergas adolescentes y mis primeros encuentros (de lejos o de cerca) con el alcohol, las drogas y los burdeles. El personaje de Mario es inspirado en un muy buen amigo con el que no las pasamos riendo siempre y con quien además compartí más de una noche de aquellas. El "Sargento Cachiporra" es un personaje creado con unos amigos y con quien hay la idea pendiente de hacer un comic (no me roben la idea nomás jeje)

Cómplices: Estando en uno de los ascensores de la central del Banco Continental de pronto se detuvo y nos quedamos 5 personas dentro. Para clamar mi ansiedad empecé a recrear historias con cada una de ellas, lo primero que hice apenas abrieron el ascensor fue correr a escribirle en el único papel que tenía a la mano: el formulario que debía entregar.

La señal: La idea era escribir un relato sobre una experiencia muy personal que me ha sucedido más de una vez: "El desdoblamiento" que no es otra cosa si no verse uno mismo mientras estás dormido o con 19 dedos en el cementerio. No sé si me ligó pero ahí está pues.

El colchón: Tal cual: Me levanto un día y me doy cuenta que los dolores de espalda se deben al ruinoso estado de mi colchón, decido comprar uno inmediatamente sin presagiar la odisea en la que me vería envuelto por comprar algo tan simple como eso. Obviamente la historia ha sido distorsionada y exagerada.

Última Consulta: Estoy en los intentos de hacer un cuento con un "final sorprendente". Éste es mi primer ensayo, un amiga dice que con todo el roche del mundo le pirateé la historia a la pela de Bruce Willis "Sexto sentido" y claro que no puedo negar tamaña pirateada, el ingenio no me da para más por el momento.

ULTIMA CONSULTA

El doctor Juan Romero ha llegado más temprano de lo acostumbrado esta mañana a su consultorio, por alguna razón no pudo dormir bien, así que decidió salir antes de la hora usual hacia el trabajo. Cuando llega lo sorprende encontrar en la sala de espera a una chica joven y un niño, les parece recordarlos de algún lugar. Como aún no llega Marita, su secretaria, decide atenderlos directamente, le pregunta su nombre:

-Soledad.
-Y el niño ¿Cómo se llama?
-Martín.
-¿Es su hermano?
-No, mi hijo.
-Ah ok, pase, tome asiento.
-Gracias.


El doctor se sienta, los examina con la mirada, trata de conseguir alguna información en sus ojos, su experiencia le hace presagiar que ese será un caso difícil. Se dirige a ellos en un tono calido, familiar, para que sientan confianza.

-¿Y qué los trae por acá? ¿Qué hice de bueno para ser visitado por una familia tan bonita?

Martín parece muy atento y tranquilo, en cambio Soledad mueve constanmente las manos y se muestra ansiosa, como esperando la pregunta del doctor para soltar todo lo que tiene contenido:

-Es este niño doctor, no me deja en paz nunca, siempre me está amenazando con irse con su padre y su abuela, me dice que con ellos si va estar bien, que yo soy una bruja, que tengo la culpa de todo, siempre trato de explicarle que no es así.
-¿Desde cuándo ha mostrado ese comportamiento? ¿es permanente?
-Hace dos semanas doctor, de pronto cambió y no sé qué hacer, todo el día está así....

De pronto Martín quiere intervenir.

-Doctor eso no...

Soledad alza la voz:

-Cállate, no me interrumpas.

El Doctor le pide que se calme e interroga al niño:

-¿Por qué tratas así a tu madre?
-Es mentira doctor, jamás le digo eso, apenas veo a mi padre.
-¿Cuándo fue la última vez que lo viste?
-Hace días que no hablo con él.

En ese momento llega Marita que entra sin tocar, observa el consultorio, se le nota triste. Coge a Martín del brazo y se lo lleva, Soledad intenta detenerlos, él le hace un gesto con las manos para que los deje.

-Asumo que está usted separada, ¿no ha intentado hablar sobre esto con el padre?
-No Doctor, por más que le hablo el parece ignorarme siempre, como si yo no existiera.
-¿Se ven siempre?
-Ahora último no mucho doctor.

El doctor asiente, le dice que le dará una próxima cita dentro de dos días, que hablará con ellos por separado y que luego le gustaría hablar con el padre y si es posible con la abuela.

A los dos días el doctor llega nuevamente muy temprano, está ansioso, se siente inquieto por ese nuevo encuentro, por más que se esfuerza no logra recordar de dónde los conoce. Se sorprende de ver entrar al niño solo:

-¿Y tu madre?
-Ella no pudo venir hoy.
-¿Por qué?


Martín saca de su bolsillo un recorte de un periódico de hace dos semanas, se lo alcanza al Doctor, éste lo mira, cuando lee la noticia siente que un escalofrío le recorre el cuerpo, se marea, vuelve a leerlo como deseando haberse equivocado:

Familia y reconocido doctor encuentran trágica muerte

Un trágico accidente se produjo ayer en la madrugada en la Carretera Panamericana al chocarse violentamente dos autos que venían en sentidos distintos, al parecer uno de los chóferes se quedo dormido perdiendo así el control del vehículo. Milagrosamente se salvo un niño que viajaba en uno de los autos, se sabe que responde al nombre de Martín, aunque su padre, madre (de quien se sospecha fue la que se quedo dormida mientras manejaba) y abuela fallecieron en el choque. La otra victima es el reconocido doctor doctor Juan Romero que estando aún con vida y profundamente herido logro rescatar al niño antes que se incendiaran los autos.....

En ese instante se abre la puerta, es Marita acompañada de dos señoras, una de ellas llama al niño, le dice que lo han estado buscando, que si la señorita no hubiera venido a llevarse sus cosas jamás lo habrían encontrado. Le preguntan qué cómo se ha escapado, si no le da miedo estar solo ahí, que no puede ser posible vaya solo a ese lugar. El doctor hora entiende todo, recuerda de donde los conoce, quiere gritar, es imposible.

jueves, 14 de agosto de 2008

EL COLCHON

Necesito un colchón nuevo, anoche dormí muy mal, cuando me levanté, me quede mirando el que tengo y lo vi realimente trajinado, así que inmediatamente decido comprar uno, lo haré esta misma noche apenas salga del trabajo.

Llega la noche y me dirijo a la tienda, es una nueva y enorme, me siento extraviado en medio de toda esa gente que parece vivir en estado de compra constante, con la mirada trato de ubicar alguien que me ayude, cuando alcanzo a ver una chica que trabaja ahí siento la misma satisfacción que tenia al ver a mi madre cuando era niño y me "perdía" en una tienda, le pregunto por los colchones, ella me lleva amablemente hasta esa sección, me muestra una gran variedad de los mismos, incluso bromea: -Si quieres los probamos, yo sonrío, ella me convence, acepto uno, es caro, pero no puedo escatimar dinero frente a una chica tan amable.

Luego de los trámites respectivos le pido que por favor me lo lleven hacia afuera mientras consigo una movilidad que me lleve hasta mi casa con mi nueva adquisición, pero la chica me dice que no me preocupe, que si firmo un par de papeles ellos me lo llevan a mi casa inmediatamente, que vaya y espere, que con un poco de suerte hasta quizás me arropen y me cuenten un cuento para que me duerma tranquilo. Le agradezco y me voy tranquilo. Siento que he hecho un buen negocio.

Lo primero que hago en llegar a casa es buscar un par de chicos y ofrecerles unos billetes a cambio se deshagan del viejo colchón, aceptan gustosos, no se tardan mucho en cumplir con el encargo. Ahora veo mi cama vacía, parece desnuda, enciendo un cigarro y me siento a esperar la llegada del transporte de la tienda.

Transcurrida una hora no ha llegado nada, llamo a la tienda, me contesta una máquina, la tienda ya cerró, me siento estafado, maldigo mi suerte, pienso "que mierda, dormiré y mañana a primera hora iré a quejarme", voy a mi cuarto y noto, lo había olvidado, que ya me he deshecho del viejo colchón. Me aterro, no tengo donde dormir esta noche.

Me siento asaltado en mi propia casa, me recuesto en el sofá, pero es muy corto, me echo sobre la alfombra pero el suelo es muy duro, trato de dormir sentado en una silla pero es más jodido aún. Me siento en el balcón a fumar, cuando reacciono ya es de día, he dormido toda la noche allí, doblado, me duelen los huesos, la furia me envuelve, me doy una ducha y me dirijo a la tienda.

Cuando llego busco la chica que me atendió, me saluda con su sonrisa fingida, le reclamo, que cómo es posible, se muestra sorprendida, me dice que no sabía nada, que le de un minuto, verá qué sucedió, obviamente no se tarda uno, se tarda quince. Estoy más furioso ahora, me explica que hubo un problema con el camión de reparto, que no me preocupe, esta misma noche tendré mi nuevo colchón y como manera de disculparse me ofrece una lámpara, acepto, me voy con mi nuevo regalo, espero la noche.

Como era de esperarse no llega nada, llamo antes que cierre la tienda, me dicen que la movilidad fue asaltada, mañana en la mañana estará ahí de todas maneras, que tenga paciencia. Paciencia mi culo, si mañana no está en mi casa me devuelven mi dinero, me dicen que bien, así será. Esta noche duermo en la bañera.

Han transcurrido cuatro días, he dormido en los lugares más inverosímiles de mi casa: Las escaleras, sobre la mesa de la cocina, en el pasadizo. Todas las noches la paso pésimo, en el trabajo me va muy mal, se burlan de mis ojeras, se quejan de mis tardanzas. He tramado un plan. Llego a mi casa, lleno algunas cosas en una maleta, tomo un taxi y me dirijo a la tienda.

Cuando llego voy directamente hacía los colchones, abro mi maleta, saco mi pijama y me lo pongo delante de toda la gente que anda por ahí, me miran sorprendidos, murmuran: "Es un loco", "es una estrategia publicitaria", "es un despedido que se está quejando ante el abuso", me echo en la cama, me estiro, retozo y saco un libro. Se acerca la vendedora:

-No puede acostarse usted acá.
-¿Por qué no?
-Porque son colchones de la tienda.
-Se equivoca usted, este colchón es mío, yo lo pagué, acá tiene la factura.


Ella la mira, la lee, la pone de costado, la voltea como queriendo encontrar una explicación.

-Llamaré a seguridad.
-Perfecto, digales que por favor me traigan un refresco en el camino.

Llama por un radio, se escucha la estática, al instante vienen dos tipos de seguridad, me miran asombrados y no saben qué hacer. Me piden que salga del colchón, quieren sacarme a la fuerza pero no pueden: Ya hay mucha gente alrededor de nosotros observándonos, se desconciertan. Me dicen que me vaya, mañana estará mi colchón a primera hora, los miro, no les contesto, meto la mano debajo de mi pijama, me rasco, eructo y sigo leyendo.

Al rato llega un tipo mucho menor que yo, está vestido con un elegante traje, se abre paso entre la gente, me mira asombrado, se identifica y me interroga:

-Buenas noches señor, soy el gerente de ventas ¿en qué lo podemos servir?
-Bueno si, me puede apagar la luz y despejar un poco la gente, no puedo dormir con tanto público alrededor...
-Me refería a cuál es su problema.
-Mi problema es que hace una puta semana compré un puto colchón y la vendedora con sonrisa de puta me dijo que me llevarían mi puto colchón esa misma puta noche, espere toda esa puta noche parado como puta sin clientes y nunca llego nada, así tengo una semana, y como no puedo dormir en ningún puto lugar y mi colchón no llega nunca, pues decidí venir yo por el puto colchón a esta puta tienda.

Ahora la gente ríe, incluso algunos aplauden, el tipo se siente abochornado, hace un gesto como si examinara dentro de su mente el manual del perfectogerentejoven, pero parece que nunca le explicaron qué hacer ante un caso como éste o no leyó ese capítulo. Hace una llamada. Se me acerca y hace una oferta.

Como es obvio esa misma noche el colchón (uno mejor, más cómodo y caro) está bien instalado en mi cama, duermo feliz, ahora tengo dos lámparas nuevas.

jueves, 7 de agosto de 2008

LA SEÑAL

Regreso cansado, ha sido un día muy jodido, sólo al final sucedió algo que puedo considerar bueno: Me encontré con Sandra, una chica con la que había trabajado hace un tiempo, estaba muy guapa, era obvio que ni bien nos vimos surgió algo, tanto así que hemos acordado salir esta noche, debo pasar a la una de la madrugada por el casino donde trabaja.

Pero hay un detalle: Hoy también vendrá Valeria, mi novia, hemos quedado en ir al cumpleaños de su hermano, incluso yo compré el regalo que le daremos. Es una chica muy linda, a la que amo pero últimamente me siento envuelto en una pasmosa rutina con ella, siento que necesito algo que cambie nuestra relación, que le de una nuevo impulso. Me he pasado buscando estos últimos días una señal que me de una idea sobre que hacer pero nada ha surgido, incluso estoy pensando en que si no encuentro nada nuevo debo terminar con ella.

Miro la hora: Son las nueve, aun tengo unas horas por delante, me echo en el sofá y trato de decidir qué hacer. Luego de unos minutos llego a la conclusión de inventarme una excusa para pasar de Valeria y poder ir en busca de Sandra. El celular me despierta, es un mensaje de ella: "Te espero a la una a la salida, la noche promete mucho", lo leo y me entusiasmo, miro la hora: Once y quince de la noche, caigo en cuenta que me quedé dormido. Ahora tocan la puerta, abro presuroso: Es Valeria, está especialmente bonita hoy, me saluda cariñosamente, siento una opresión en el estomago, no me hace gracia mentirle. Algo en mi rostro me delata, me mira extrañada.

-¿Te sucede algo?
-Tengo un dolor de cabeza terrible.
Miento descaradamente.
-Ay que mal, pero deberías tomar algo.
-Si, ya tomé pero nada, sigo igual, creo que mejor no debería salir hoy.
-Tienes razón mi amor, pero mejor llamo a mi hermano y le digo que no vamos a ir, me quedo acompañándote, seguro vas a necesitar ayuda.

Su nobleza me conmueve y a la vez me hace sentirme un perro traidor.

-No te preocupes cariño, es tu hermano y debes estar con él.
-Pero ¿no vas a necesitar ayuda?
-No mi amor, ya dormiré y mañana estaré bien seguramente.
-Prométemelo.
-Te lo juro por mi vida cariño.
-Entonces me voy tranquila, igual te llamo para saber cómo estás.
-No te preocupes, además ya te dije, voy a dormir.

-Ok, no insisto, mas bien dame el regalo.
-Ya esperame, lo dejé en mi habitación.

Voy por el regalo, cuando regreso veo el rostro furioso y lleno de lágrimas de Valeria, trato de adivinar qué ha sucedido, voy a preguntárselo pero el celular estrellándose contra mi rostro me lo dice todo: Ha leído el mensaje de Sandra. Ensayo un pretexto:

-Es un mensaje equivocado.
-Si y yo soy el diablo con tetas, no me tomes por estupida.
-Tranquilízate.
-No me hables así, eres una mierda, un perro, te inventas todo eso para irte con esa perra.
-No es así, déjame explicarte.
-Jodete, nunca debí meterme contigo, eres una pobre basura.

Me dice eso y me siento arrepentido, no quiero perderla.

-Me largo, no quiero verte más en mi vida.

Se va presurosa, salgo tras ella, la alcanzo y su rostro bañado en llanto me hace llorar a mi también, le hablo pero no me hace caso, al llegar al final de la calle se detiene a tomar un taxi, cuando uno para se decide a subir pero la tomo del brazo.

-Escúchame un instante por favor, yo te amo.
-¡No! ya no te quiero ver nunca más , entiéndelo, te desprecio, eres un ser cínico, repugnante.

Me tira una bofetada, el chofer, un tío albino y de enorme barba me mira furioso y me dice que la deje en paz , ella sube y se va. Siento que la perdí para siempre, un dolor me invade el cuerpo, en ese instante comprendo cuanto la quiero, que no puedo vivir sin ella, que he sido muy tonto al pensar que estaba aburrido o sumido en la monotonía. Vuelvo a mi casa, al entrar veo algo que me deja paralizado de terror: Soy yo durmiendoen el sofá, agito mi cabeza para tratar de aclararme, siento que la pelea con Valeria me ha vuelto loco, me acerco "a mi mismo" y trato "de despertarme", de pronto lo hago, me despierto, miro la hora en el celular: Once y quince de la noche, también hay un mensaje de Sandra: "Te espero a la una a la salida, la noche promete mucho", ahora tocan la puerta, voy presuroso a abrir: Es Valeria, la abrazo, la beso y le digo que la amo, que la extraño mucho.

-Estás loco, qué te pasa.
-Estoy loco por ti.
-Y yo por ti mi amor.
-Vamos de una vez, no quiero hacer esperar a mí cuñado.
-¿Compraste el regalo?
-Si, está en mi habitación, me cambio de camisa, lo traigo y nos vamos.
-Ok, no te tardes.

Me voy a mi habitación pero antes cojo el celular, ni bien entro borro el mensaje de Sandra, me cambio rápidamente, vuelvo con el regalo donde Valeria que al verme sonríe y me dice que me ama, me siento privilegiado de estar con ella. La beso y salimos, al llegar al final de la calle paramos un taxi, el chofer es un albino de larga barba, subimos y nos vamos, en el camino reconozco que esa era la señal. No quiero alejarme nunca de Valeria.

jueves, 31 de julio de 2008

COMPLICES

Voy a buscar un amigo, tenemos una cita de trabajo, él labora en un banco, es un edificio nuevo y moderno, de los que últimamente han invadido Lima. En la recepción pregunto por él, me piden mi DNI, me dan un pase y me informan que suba hasta el piso 25, esa es su oficina. Busco un ascensor, entro con las justas, ya la puerta casi se cerraba. Somos 8 personas dentro, en la subida se van bajando algunos en los distintos pisos. Cuando sólo faltan 3 pisos para llegar mi destino se detiene de una manera brusca, queda a oscuras, contengo la respiración, siento miedo, trato de calmarme. Ahora somos 4. Escucho la voz de uno de ellos:

-Calma, debe ser algo momentáneo.
-Seguramente, estas cosas suelen suceder,
digo yo sin creerme ni media palabra.

Han transcurrido varios minutos y no hay señales que el ascensor vuelva a funcionar, la tensión aumenta, una chica sugiere que llamemos a los bomberos, una señora dice que no seamos tan desesperados. Sacamos nuestros celulares pero es absurdo, no hay señal ahí y el único que tiene señal no tiene crédito. Maldigo a la Telefónica.

-Sería bueno que nos presentemos, sugiere la misma anónima voz que pidió calma.

Todos guardamos silencio, nadie se anima, pienso que es el último lugar para socializar. Dan el primer paso:

-Soy Claudia, trabajo acá en el banco, soy sectorista.
-Yo soy Matilde, vine a dejar unos encargos que mi jefa se olvidó.
-Pues yo soy Manuel, Manolo para los amigos, trabajo en una aseguradora.


Es mi turno, no sé qué decir, tengo deseos de mentir.

-Soy Diego, vine a buscar un amigo y me quedé atrapado igual que ustedes.

Decido sentarme, ya ha pasado cerca de una hora y me siento cansado, casi al instante todos hacen lo mismo, Claudia dice que quiere fumar, yo secundo su deseo, Manuel dice que él no fuma y que éste es un lugar público, por lo tanto está prohibido, le preguntamos a Matilde, ella dice que le da igual, que a su edad nada le hace daño, decidimos que es mayoría. Claudia saca una cajetilla, me invita uno, siento que ese cigarrillo me calma la ansiedad, Manuel no deja de quejarse.

Sigue transcurriendo el tiempo, ahora hace calor, me saco la chaqueta, Manuel hace lo mismo y bebe agua de una botella, no le ofrece a nadie y se termina el agua. Claudia se echa aire con unos papeles, Matilde se ha quedado dormida y empieza a roncar, es un sonido tétrico, como si se ahogara, luego habla dormida:

"No señora, le juro que no es mi culpa" , "como no te mueres vieja maldita", "ahora vas a saber lo que es bueno", "amargada, lo que te falta es que te tire un burro arrecho".

No podemos evitar reír, nos interrogamos a quién se referirá. Claudia nos dice algo:

-Tengo ganas de orinar.

No sabemos qué hacer, el espacio es reducido, le digo que aguante - ya nos sacaran- me dice que no puede aguantar mucho. Suena realmente desesperada. Cojo la botella vacía de Manuel y se la alcanzo:

-Prueba tu puntería.
-Siempre fui mala con el tiro al blanco.

Claudia no pide que volteemos, se baja el pantalón y la ropa interior con total naturalidad, pone la botella bajo su vagina y suelta la orina, a pesar de la falta de luz se puede distinguir claramente. Veo que no derramó nada.

-Felicitaciones, veo que mejoraste la puntería.
-No podía defraudar a mi publico.
-Que cochinos,
tercia Manuel.

Matilde despierta, pregunta por ese olor tan fuerte , Claudia se ríe:

-Soy yo que he meado mientras usted hablaba dormida.
-Jesús, María y José ¿hablé dormida? Ay dios mío, qué cosas habré dicho.

Manuel le recuerda algunas frases, Matilde se disculpa, Claudia le pregunta a quién se refería.

-A nadie señorita.
-Ya pues Matilde, yo no soy cojuda, cuentanos.
-¿Cómo se le ocurre?

De pronto Claudia propone algo:

Contemos todos un secreto, uno que en verdad lo sea, que sólo quede acá, dentro de este ascensor. Manuel guarda silencio, Matilde acepta divertida, yo me resigno. Claudia es la primera en animarse:

Tengo una hija de 6 años que se llama Sofía y un novio al cual detesto, solamente estoy con él porque sé que va heredar un buen dinero de parte de su padre, lo detesto tanto que lo engaño con su propio hermano, la sola idea de cagarlo y joderlo me agrada demasiado como para dejarlo.

-¿Por qué lo detestas tanto? pregunta Manuel.

Es el ser mas antipático del mundo y encima tiene una horrible costumbre: Comerse tres cebollas enteras todos los días, las pela y se las come sin más, como si fueran manzanas, todo el día huele a cebolla, su aliento es nauseabundo, por él odio las cebollas, por su dinero es que voy a casarme con él: Tomar ese dinero que va heredar y asegurar el futuro de mi hija, no quiero que Sofía tenga que soportar un malnacido que apeste a cebolla todo el día.

Nos quedamos pensando, trato de no imaginar a su novio tragándose las cebollas, siento que ahora también las odio yo.

-Bueno es mi turno, dice Manuel.

Hace 10 años trabajaba en una fábrica de cocinas, en el turno de noche, tenía un compañero muy divertido, él trabajaba en otra sección, pero todas las noches venía donde yo estaba y conversábamos sobre varias cosas. Un día vino muy enojado, me dijo que yo lo había acusado con los jefes, que les había dicho que él dejaba su puesto y se venía al mío a vagar, a dormir, le dije que era mentira, porque en verdad yo nunca lo acusé. Él no me creyó, me dijo que era un hipócrita y me empujó, me insultó, luego me escupió a la cara , no soporté más y lo empujé, se tropezó con unas cajas que habían detrás y se golpeó la cabeza, pensé que bromeaba, luego que se había desmayado de verdad, no supe qué hacer, intente reanimarlo, luego noté que no respiraba, que había muerto, me asusté mucho, lo cargué y lo deje en su sección, luego volví a la mía y no dije nada. Al día siguiente en la mañana llego su reemplazo y lo encontró ahí tirado, se alarmó, llamó a seguridad, llegó la policía, nadie había visto nada, concluyeron que había sido un accidente, que quizás resbaló o se quedó dormido. Recuerdo que acudí a su velorio, que luego de eso nos redujeron las horas de trabajo. Nunca nadie supo que yo lo maté.

Ninguno de nosotros se sorprende, tampoco duda de la veracidad de su relato. Ahora es Matilde quien empieza hablar:

Trabajo de doméstica en casa de una señora, usted la debe conocer señorita Claudia, es doña Graciela, es gerente de recursos humanos, el asunto es que es una persona muy mala, nunca me paga mi sueldo completo, no me da permiso para salir los domingos, siempre me está gritando e incluso me acusa de que le robo sus cosas, la vieran a la vieja: todos los fines de semana se emborracha y empieza gritar ¡Rubén! ¡Rubén! Como una loca, no se quién es el maldito Rubén pero ella se pone mal por ese tipo, luego me llama y pide que le diga que es bonita, que ella no se merece ser abandonada, yo se lo digo nomás para que no me joda la patrona. Luego ya se queda dormida en cualquier lugar de la casa, pero yo me vengo todos los días: Le cocino y en las noches cuando va cenar escupo su plato, trato de escupir lo más fuerte que pueda, incluso una vez mezclé una cucaracha en su comida, como la vieja estaba tan borracha ni cuenta se dio. Ahora estoy averiguando con qué la puedo envenenar de a pocos, sin que lo note, quiero que sufra primero.

-Es tu turno, me arrincona Claudia.

En mi familia todos creen que trabajo, pero éso es mentira, no trabajo, me dedico a robarle a la gente que retira dinero del banco, justamente por eso estaba acá, había venido a ver a mi contacto, por si no lo saben trabajo con alguien directamente del banco, cuando un cliente va hacer un retiro fuerte de dinero, él me manda un mensaje en clave al celular, luego intercepto a la victima, le pongo una pistola en la cara, se mea del miedo, me da todo su dinero, lo amenazo con matarlo si me denuncia. Espero unos días que se calme el asunto y le doy a mi contacto la parte que le corresponde, justo a eso venía ahora, a darle su parte.

Me miran con curiosidad, Matilde me pregunta si es qué no quiero asaltar a su patrona, Claudia me propone secuestrar a su novio y compartir el rescate, Manuel me dice si es qué necesito un socio que me lave el dinero. Agradezco tantas muestras de cariño y digo que no, que por ahora todo está bien así. De pronto se encienden las luces, el ascensor empieza a moverse, llegamos al primer piso, abajo nos espera personal de seguridad del banco, nos preguntan si estamos bien, decimos que si, Claudia le da la botella que meó a uno de ellos: "Toma , de recuerdo" y se va, lo mismo hacemos los demás: Nos vamos sin decirnos nada , sin despedirnos, sabemos que nunca olvidaremos este día, que todos tenemos un nuevo cómplice de nuestros secretos.