jueves, 6 de noviembre de 2008

VENGANZA A COLORES

Luego de unos días oscuros he tenido deseos de vengarme, de desfogar mi furia. Pensé en llamar alguien, invitarla a salir para usarla tal y como me usó, no me hubiera sentido mal por eso pero noté que joderla sería darle un privilegio que no merece, es tanto el desprecio que me provoca ahora que mi venganza sería mucha recompensa para alguien así.

Cuando estoy en una esquina rumiando mí frustración recibo una llamada de la madre de mi hijo, est enojada, apenas logro entender algo entre sus destemplados gritos, le pido que se calme, toma aire y me explica todo más tranquila pero a medida que lo va haciendo también va perdiendo la paciencia y nuevamente no le entiendo nada. Al final me queda más o menos claro: Mi hijo ha pintado la pared de un vecino y éste se ha ido a quejar. Quiere que vaya hablar con él.

Llego a su casa y ella sigue enojada, salgo con mi hijo, subimos al carro y nos dirigimos a casa del vecino, él me explica que fue una travesura, que no quiere ir a disculparse, le digo que lo entiendo pero igual tiene que hacerlo, que me ha parecido un exceso. Cuando llegamos a la casa del vecino toco la puerta, de pronto aparece, es un tipo enorme, trae un bivirí y un short, huele mal, mi hijo se asusta y aprieta mi mano. Empiezo a hablar:

-Bueno vecino, venimos a disculparnos por lo que hizo....
-¿Así que usted es el padre?
-Efectivamente, como le decía....
-¿Y no sabe criar a su hijo?
-Justamente por eso es que....
-La próxima que ese bicho de mierda pinte mi pared le tiro a mi perro para que lo joda y aprenda.

Me llenode cólera al escuchar eso, voy a reaccionar pero él da un silbido y aparece ante nosotros un perro enorme y feo que se le cae la baba y nos gruñe con furia, mi hijo se aterra, yo me muero de miedo, me pongo delante de él, no sé qué hacer, luego el viejo se ríe estruendosamente y nos tira la puerta. Nos miramos con mi hijo y sabemos lo que tenemos que hacer. Al regresar a su casa le digo a su madre que ya arreglé todo, que no hay problemas, al despedirme de mi hijo él me lanza una mirada cómplice. Nos veremos al día siguiente.

Al otro día voy en la noche, en el carro traigo una mochila con todo lo necesario, mi hijo sale y sé sube rápidamente. Manejo con las luces apagadas, me estaciono a unos metros de la casa del vecino, nos ponemos unos pasamontañas negros que nos cubren el rostro y nos damos unas palmadas para animarnos. Bajamos, nos acercamos sigilosamente, trepamos la pared, de la parte de arriba le lanzamos unos trozos de carne al perro, estos tienen un potente somnífero, esperamos unos minutos y se duerme profundamente con la lengua colgando y ahora parece un perro ahorcado. Sacamos unos spray de pintura y pintamos al perro, ahora parece un arco iris, un perro sicodélico, un perro hippie. Volvemos a la calle y pintamos sus paredes, escribimos todo tipo de cosas como "muere viejo de mierda ", "los niños al poder”", "las mujeres arriba y los hombres abajo", "el peor amo de un perro es otro perro". Luego pintamos su carro, un viejo Oldsmobile del setenta que cuida como oro.

Terminamos y nos marchamos muertos de risa, al volver a su casa su madre nos mira sorprendida, como interrogándose qué hemos hecho. Al otro día paso en la tarde por casa del viejo y lo veo furioso delante de su carro, a un lado está el perro encadenado y pintarrajeado, su pared llena de colores y frases, toda esa escena me produce un gran placer, no hay duda: La venganza en un placer dulce, casi orgásmico. Sólo falta que le de un infarto al viejo y la felicidad sería perfecta. Pongo un disco de Pink Floyd y me marcho feliz, mis ánimos de venganza por ahora están sosegados.

Prefiero la calma que me deja la venganza a la frustración del perdón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Venganza y más venganza en casi todas tus enytras ¿o me parece? buena Jimmy.

¿De que estas Hecho? dijo...

jajaja


nada mejor que

una "BUENA"

venganza para "sosegar" el alma


jajaja