jueves, 27 de noviembre de 2008

VISITA

"M" es una de las dos tías que quiero, la recuerdo con especial cariño porque cuando yo era un niño ella tenia la delicadeza de visitarme seguido para cocinarme lo que yo deseara y antes de marcharse dejarme una generosa propina que yo canjeaba feliz por montones de golosinas en la bodega del barrio. Pero la recuerdo sobre todo por algo en especial: cuando niño, fuimos -junto a mi madre y mis hermanos- al Parque de Las Leyendas, a medio paseo surgió, como caído del infierno, un grotesco payaso que en su afán de hacerme alguna gracia me correteó y cuando yo ya estaba al borde del colapso, apareció ella con su brazos generosos y salvadores para rescatarme de aquel monstruo de boca pintada, nariz inflamada y pelo rojizo.

Hace aproximadamente veinte años que no la veo, apenas recibo vagas noticias de ella a través de mi madre. Así que he decidido ir a visitarla, le he pedido a mi madre la dirección, ella me la ha dado junto a una severa advertencia: " mejor no vayas, esta muy cambiada, se ha vuelto una amargada, vive junto a su hermana y a su madre que ya están locas". Haciendo caso omiso a sus advertencias decido ir a verla. Le compro chocolates y flores, tomo un taxi. En el camino me voy poniendo cada vez más ansioso.

Cuando llego a su casa, toco el timbre pero nadie atiende, luego toco la puerta, escucho una voz pedregosa, no me cabe duda que es "I" la hermana de mi tía "M", una vieja antipática y alucinada. Me pregunta quién es.

-Soy J.
-¿Qué "J"?
-El hijo de "R".
-¿Qué "R"?
-Su prima.
-¿Qué prima?
-La hija de "S".
-¿Y qué quieres? porsiacaso no tenemos dinero de la herencia y las tierras ya las vendieron.
-No vengo por eso, sólo quiero visitar a mi tía "M".
-Tienes que esperarte.
-¿No está?
-Sí pero se está bañando.
-Bueno, esperaré.

La infame "I" no me abre la puerta, me hace esperar en la calle. A los diez minutos siento que abren la puerta o empiezan a abrirla, al parecer viven en un bunker: se escuchan muchas llaves, cadenas, cerrojos y demás tipos de seguros. Quien me ha abierto la puerta es "G", la viejísima madre de "M" e "I", cuando voy a poner un pie dentro de la casa ella me detiene, pone un felpudo fuera de la casa y me pide que limpie mis zapatos ahí, luego, para sorpresa mía, saca un spray y me empieza a rociar un liquido en los zapatos que no tardo en identificar: es baygon, un veneno contra insectos. Cuando la miro ahí agachada rociándome su infame veneno siento unos fuertes deseos de estrellarle una patada entre ceja y ceja pero me contengo.

Luego me pide que me saque los zapatos y los coloque en una canasta que hay al lado de la puerta. Ahora descalzo me invita a pasar al comedor, me sirve -en un vaso descartable- agua tibia y se marcha sin decirme nada. Al instante aparece "M" o los retazos de ella: de aquella tía guapa y bien plantada no queda absolutamente nada, me ha costado reconocerla entre esas arrugas y un pelo teñido de un rojo altamente puteril, pero me ha costado más fingir una sonrisa de felicidad. La verdad es que en ese momento me arrepiento de no haberle hecho caso a las advertencias de mi madre.

-Qué tal tía ¿cómo está?
-No me ves hasta las huevas, ¿estás ciego, te haces al cojudo o te llamas Ramón?
-Bueno tía en verdad yo no la veo tan mal.
-No me mientas, seré vieja pero no cojuda.

Me desconcierta, no sé qué decirle.

-Le he traído chocolates y estás flores.

Coge las flores y las tira a la basura sin el menor reparo, en cambio los chocolates los abre y empieza a devorar manchándose grotescamente la boca y a ponerse súbitamente roja, por un momento parece la abuela de aquel payaso que me correteó de niño, en ese momento quiero que aparezca mi joven tía "M" y me salve de esa horrible claun.

Se acaba los chocolates, una mosca se posa sobre su cara manchada de chocolate y ella no hace nada por espantarla.

-¿No tienes más?
-Bueno no, pero prometo traerle más la próxima.
-La próxima que vengas quizá ya esté muerta.


Tú ya estás muerta, hasta las moscas se posan en ti, pienso.

-No hable así tía.
-Yo hablo como me da la gana, no seas insolente.
-Disculpe.
-Bueno, al grano, ¿Qué te trae por acá?
-Sólo quería visitarla y saber cómo estaba.
-Bueno, ya has visto como estoy, más cagada que palo de gallinero.
-Yo no creo...
-¿Deseas algo más? ni esperes que te invite almorzar, acá ya nadie cocina, sólo nos traen la comida del comedor del barrio.
-No se preocupe.
-No, si no me preocupo, en verdad me da igual, sólo quiero que no esperes almorzar ni que te invitemos algo, ya te dieron tu vaso de agua, confórmate con eso.
-Sí, muchas gracias.


Se produce un silencio tenso e incomodo, ella me mira como esperando que me vaya de una vez, no me deja opción, me inclino para ponerme de pie.

-Bueno tía, me retiro.
-Ya era hora.
-Ha sido un gusto.
-Te he dicho que seré vieja pero no cojuda, ¿qué gusto va ser ver a tres viejas que están hasta el culo?


No soporto más, termino de ponerme de pie, para su sorpresa la abrazo y le digo gracias, te quiero mucho, ella me pellizca el brazo y me dice que me vaya, que olvide esa visita, que por favor nunca más vuelva. Salgo, me pongo mis envenenados zapatos, decido caminar un poco, entiendo su mensaje: no quiere que la vea ahora que está vieja y jodida, quiere que la recuerde cuando era joven y alegre, eso me prometo, sólo eso voy a recordar.

jueves, 20 de noviembre de 2008

BACKSTAGE

CIEGO AMOR: Caminaba pensando en el color de los ojos del avestruz cuando de pronto me tope con una chica que recogía un gato maltrecho de un basural, me conmovió su actitud y decidí imaginar cómo serían las cosas luego entre ellos. Hasta ahora me arrepiento de no haberle hablado.

MALA CITA: Un amigo me contó que había ido a una cita con una chica que sólo conocía por msn y todo el tiempo la había alucinado (palabras textuales) como una “yeguaza”, plancha quemada, le tocó una elefantaza. La solidaridad amical me llevó a escribir algo tratando de vengarlo, no sé si lo logré.

LOCOS: Una vez un loco me siguió dos calles enteras y cuando me alcanzó me dio un papel que él juraba se me había caído. Yo que no estoy para contradecir a un colega lo acepté callado y me fui sin más.

VENGANZA A COLORES: Yendo a recoger a mi hijo del cole me tropecé con un tío de lo más quejón que le reclamaba a un padre y su asustado hijo por el mal comportamiento de éste lo cual me pareció una cobardía enorme. Me fui odiando profundamente a ese tío panzón e insolente. Lo demás ya está escrito.

DE COMPRAS: Esto es sencillo ¿no odian a las mujeres que se demoran una eternidad para comprar un par de medias? esa historia fue mi pequeño desquite.

DIA V: La historia es muy cierta salvo la parte del beso que es (era mejor dicho) un anhelado secreto mío. Cada vez que recuerdo esa rara incursión dominguera a la sierra de Lima no puedo evitar reírme de buena gana.

DIA V

Es media mañana del domingo, me acabo de encontrar con V, hemos quedado en ir a visitar a "Timo", su tío ("hemos quedado" es un decir, ella lo decidió y aunque yo no quería no pude negarme). Vive en una hacienda fuera de Lima. Llegamos luego de una hora de camino, toca la bocina para que abran las rejas y al instante -alguien que no logro ver- las abre y entramos, se estaciona a un lado y caminamos hacia donde su tío que está tirado sobre la hierba y a la vez está que se la fuma. Es un tipo flaco, larguísimo, de piel roja y unos enormes rizos dorados que asemejan unos resortes sobre su cabeza, parece vivir un Woodstock eterno: sólo trae un bóxer, los pies llenos de barro y un porro en la mano. Cuando estamos frente a él se pone de pie, le da un fuerte abrazo y un beso, a mí me mira con curiosidad y me alcanza el porro, le doy dos caladas y se lo devuelvo. Mejor saludo para conocernos no puede existir.

Luego de una breve charla sobre la familia (Timo es hermano de su padre pero al contrario de éste, V lo quiere mucho: él la crío un tiempo y le prodigo una enseñanza llena de libertades y sin convencionalismos) llaman a Cesáreo el encargado de la hacienda que vive eternamente enamorado de V. Al instante aparece: es un tipo cobrizo, de metro y medio. un cuerpo robusto y curtido por tantos años a cargo del lugar, su rostro asemeja una roca, sus cabellos trinchudos parecen unas púas listas para embestir. Saluda a V con una reverencia, es obvio que su presencia lo pone nervioso en cambio a mí me estrecha la mano con dureza, cuando ella le dice -con el único afán de molestarlo- que soy su "pretendiente", él parece enfurecer aún más y trata de destrozarme la mano, Timo mira la escena chino de la risa (y chino de tanto porro). Cuando V le pide que traiga dos caballos, recién me suelta y dibuja una sonrisa diabólica. Ahora mi temor es otro: traerán caballos, V quiere montar, quiere que yo lo haga, yo no quiero, no puedo negarme, auxilio!!!!.

A los cinco minutos aparece Cesáreo trayendo dos caballos: uno es blanco con negro y tiene un porte esbelto, el otro es marrón y es a primera vista un animal chúcaro, hostil. Obviamente el primer caballo es para V y el segundo para mí. Ella lo monta con una destreza única, parece toda una amazona, yo no puedo siquiera subirme al mío, Cesáreo se acerca a "ayudarme", me da unas indicaciones ininteligibles, lo único que le entiendo es "ya te jodiste blanquiñoso de mierda", sus palabras me suenan a sentencia. De pronto V sale disparada en su corcel y para sorpresa mía el caballo originalmente chúcaro se ha transformado en uno dócil que avanza con pasos elegantes y señoriales, miro a Cesáreo con sorna, él no se inmuta por el contrario me lanza una mirada malvada. De pronto el caballo parte en una violenta carrera sin rumbo, no tengo ni la menor idea de cómo detenerlo, trato de buscar el botón de "stop", pienso sino hay un puto manual que indique cómo detener esta bestia, sólo al escuchar un silbido de Cesáreo el animal se detiene bruscamente y yo salgo disparado hacía adelante dando de cara contra la hierba e inmediatamente llega V asustada. Me sangra la nariz, Cesáreo también está a mi lado, me dice que soy un tonto, que no seguí sus indicaciones, Timo sufre de otro compulsivo ataque de risa, me siento humillado.

Llega la hora del almuerzo y pasamos a la cocina donde hay una enorme mesa de madera, la cocinera (y mujer de Timo a juzgar por la manera como le pellizca las nalgas) es Dorita, una mujer de aproximadamente 40 años y una palidez asombrosa. Mientras esperamos que sirvan, Cesáreo se ha remangado la camisa y me ha retado a medir nuestra fuerza con las manos, yo me niego, Timo saca un billete de veinte soles y los apuesta a Cesáreo, V saca uno de cincuenta y los apuesta por mí, es tarde, ya no puedo negarme. Como era de presumir, Cesáreo me ha derrotado inmediatamente, casi me ha partido la muñeca, una vez más me ha humillado, una vez más cree que así conquistará a V.

Ahora nos sirven la comida, Dorita ha preparado una Carapulcra riquísima, claro que no puedo hacer ese comentario delante de V, con ella puedo hablar de todo, elogiar a quien sea pero si hay algo que está absolutamente prohibido para mí es alabar cualquier tipo de comida que no haya sido cocinada por ella. Sé que si lo hago se enojaría mucho y no me hablaría en mucho tiempo. V cocina demasiado bien y no soporta que alguien lo haga mejor que ella, si es que acaso eso fuera posible. El almuerzo ha transcurrido mientras contábamos anécdotas y disfrutábamos de un excelente vino, cuando terminamos, salimos y nos echamos sobre la hierba Timo, Dorita, V y yo.

Timo saca (una vez más) unos porros, los enciende y nos lo va pasando, fumamos lentamente mientras vemos como cae la tarde y empieza oscurecer, en nuestra alucinación empezamos a imaginar figuras con las estrellas, creemos haber descubierto un perro, un gato y hasta un correcaminos. Cada vez que "encontramos un nuevo animal" Timo estalla es un ataque de risa que deriva en un feroz ataque de tos que lo hace ponerse mas rojo de lo que ya es. Al rato, empachados de comida, drogas y risa nos quedamos dormidos. Cuando despierto V está abrazada a mí, murmura entre sueños, se despierta al instante, me mira feliz, me dice que gracias y besa mi nariz, yo beso sus ojos, la abrazo fuerte y siento que la adoro, que nunca quiero perder a una amiga como ella, que tengo el privilegio de haberme cruzado en su camino, soy absolutamente feliz en ese pequeño instante, la felicidad dura lo que tardamos en separarnos.

Se pone de pie y me dice que es hora de irnos, Timo ya está fumando otro porro, Dorita sigue dormida. Nos despedimos de él, subimos al carro, cuando estamos saliendo aparece Cesáreo para abrir la reja, me mira todo triunfador, V detiene el carro y se baja, nos llama a ambos, cuando estamos los tres juntos ella me besa sorpresivamente, no es un amistoso beso en la nariz o la mejilla, muy por el contrario, es un beso apasionado y lúbrico, deslizo mis manos por su cuerpo, cuando nos separamos puedo ver un odio bíblico en los ojos de Cesáreo, me acerco y le digo al oído "ya te jodiste tu huevón". Subimos al carro y nos marchamos mientras miro encantado a V que me ha vengado, lo ha hecho con la crueldad necesaria para estos casos, me siento orgulloso de tener una amiga tan solidaria y cruel, siento que la adoro. Ella me mira cómplice. Pone "Do You Love Me" de Nick Cave y me dice"no te la vayas a creer huevón". Jamás me la creería, te quiero mucho como enamorarme de ti, pienso. El camino de vuelta es largo y oscuro, ya no nos decimos nada, no es necesario, ya lo sabemos todo.

jueves, 13 de noviembre de 2008

DE COMPRAS

Estuve saliendo con una chica que conocí casualmente hace un tiempo. Coincidimos en un banco, ella no sabía como usar su tarjeta (yo menos pero gracias a un golpe de suerte "me ligó" y la pude ayudarla) luego regresamos caminando juntos, intercambiamos correos y empezamos a chatear, quedamos en salir un día, fuimos a bailar y tomar algo, la pasamos bien, no me pude quejar e imagino que ella tampoco.

La siguiente salida fue se dio de manera imprevista. Era sábado por la tarde y me encontraba en mi cama viendo un partido de fútbol cuando sonó el celular y vi que era ella, obviamente me emocioné pero fingí un tanto de indiferencia. Me pidió que la acompañara a comprar, no me dijo qué, pero acepté gustoso. Quedamos en encontramos en un centro comercial.

Cuando llegué nos saludamos y al entrar sé dirigió inmediatamente hacia la sección de ropa femenina, se puso a escoger y probarse compulsivamente todo tipo de trapos, cuando ya tenía demasiados como para usarlos en una sola vida nos dirigimos a la caja para cancelar, hicimos una fila de cuatro personas, al llegar su turno se puso a observar nuevamente cada prenda, yo la observaba a ella sorprendido, al final de revisar cada una costura por costura, decidió que nada le gustaba y volvió a su loca y compulsiva búsqueda. La misma situación se repitió por tres veces más.

Cuando ya estaba en la cuarta (y yo odiándola profundamente y al borde del crimen pasional) entró al probador de ropa y fue ahí cuando vi mi oportunidad: cambié las etiquetas del precio de la ropa, se las di todas, tranque por fuera su puerta y le dije a la encargada que había una chica que quería pagar menos cambiando las etiquetas de los precios y me fui sintiendo que me desquitaba y de paso vengaba a todos los vendedores que tiene que soportar a personas que como ella escarban, rebuscan y se prueban todo tipo de ropa para al final no comprar nada y decir ese pretexto más antiguo que la traición: "Voy a darme una vuelta y regreso", eso mismo pensé en ese momento querida : "Voy a darme una vuelta pero jamás regreso".

Mientras me dirigía a la salida sentí un alboroto del que no pude sustraerme y volví hacia los probadores pero cuando llegué ya no había nada. Le pregunté a la misma encargada con la que hablé hace un rato por la chica que entró ahí y me dijo que era un error, que no había entrado nadie y ante mi insistencia encontré por toda respuesta las hostiles miradas de las vendedoras y comprendí que no había nada qué hacer.

jueves, 6 de noviembre de 2008

VENGANZA A COLORES

Luego de unos días oscuros he tenido deseos de vengarme, de desfogar mi furia. Pensé en llamar alguien, invitarla a salir para usarla tal y como me usó, no me hubiera sentido mal por eso pero noté que joderla sería darle un privilegio que no merece, es tanto el desprecio que me provoca ahora que mi venganza sería mucha recompensa para alguien así.

Cuando estoy en una esquina rumiando mí frustración recibo una llamada de la madre de mi hijo, est enojada, apenas logro entender algo entre sus destemplados gritos, le pido que se calme, toma aire y me explica todo más tranquila pero a medida que lo va haciendo también va perdiendo la paciencia y nuevamente no le entiendo nada. Al final me queda más o menos claro: Mi hijo ha pintado la pared de un vecino y éste se ha ido a quejar. Quiere que vaya hablar con él.

Llego a su casa y ella sigue enojada, salgo con mi hijo, subimos al carro y nos dirigimos a casa del vecino, él me explica que fue una travesura, que no quiere ir a disculparse, le digo que lo entiendo pero igual tiene que hacerlo, que me ha parecido un exceso. Cuando llegamos a la casa del vecino toco la puerta, de pronto aparece, es un tipo enorme, trae un bivirí y un short, huele mal, mi hijo se asusta y aprieta mi mano. Empiezo a hablar:

-Bueno vecino, venimos a disculparnos por lo que hizo....
-¿Así que usted es el padre?
-Efectivamente, como le decía....
-¿Y no sabe criar a su hijo?
-Justamente por eso es que....
-La próxima que ese bicho de mierda pinte mi pared le tiro a mi perro para que lo joda y aprenda.

Me llenode cólera al escuchar eso, voy a reaccionar pero él da un silbido y aparece ante nosotros un perro enorme y feo que se le cae la baba y nos gruñe con furia, mi hijo se aterra, yo me muero de miedo, me pongo delante de él, no sé qué hacer, luego el viejo se ríe estruendosamente y nos tira la puerta. Nos miramos con mi hijo y sabemos lo que tenemos que hacer. Al regresar a su casa le digo a su madre que ya arreglé todo, que no hay problemas, al despedirme de mi hijo él me lanza una mirada cómplice. Nos veremos al día siguiente.

Al otro día voy en la noche, en el carro traigo una mochila con todo lo necesario, mi hijo sale y sé sube rápidamente. Manejo con las luces apagadas, me estaciono a unos metros de la casa del vecino, nos ponemos unos pasamontañas negros que nos cubren el rostro y nos damos unas palmadas para animarnos. Bajamos, nos acercamos sigilosamente, trepamos la pared, de la parte de arriba le lanzamos unos trozos de carne al perro, estos tienen un potente somnífero, esperamos unos minutos y se duerme profundamente con la lengua colgando y ahora parece un perro ahorcado. Sacamos unos spray de pintura y pintamos al perro, ahora parece un arco iris, un perro sicodélico, un perro hippie. Volvemos a la calle y pintamos sus paredes, escribimos todo tipo de cosas como "muere viejo de mierda ", "los niños al poder”", "las mujeres arriba y los hombres abajo", "el peor amo de un perro es otro perro". Luego pintamos su carro, un viejo Oldsmobile del setenta que cuida como oro.

Terminamos y nos marchamos muertos de risa, al volver a su casa su madre nos mira sorprendida, como interrogándose qué hemos hecho. Al otro día paso en la tarde por casa del viejo y lo veo furioso delante de su carro, a un lado está el perro encadenado y pintarrajeado, su pared llena de colores y frases, toda esa escena me produce un gran placer, no hay duda: La venganza en un placer dulce, casi orgásmico. Sólo falta que le de un infarto al viejo y la felicidad sería perfecta. Pongo un disco de Pink Floyd y me marcho feliz, mis ánimos de venganza por ahora están sosegados.

Prefiero la calma que me deja la venganza a la frustración del perdón.