miércoles, 23 de septiembre de 2009

LA BODA DE ELLA

El viernes por la tarde revisé el buzón y entre la correspondencia hubo un sobre que llamó instantáneamente mi atención. Era un sobre plateado, muy pulcro. Entré presuroso a mi casa y lo rasgué con menos consideración de la que debía. Lo que encontré dentro me pasmó. Era una invitación al matrimonio de……mi ex. En el instante mismo deseché la idea pero no el sobre, al cual dejé sobre la mesa por si reconsideraba la decisión.

Traté de hacer la siesta pero no pude, las imágenes de mi ex se me venían a la cabeza de manera angustiante, sentía que era un capítulo que debía cerrar. Decidí asistir, pero no a la iglesia, sólo a la recepción que se realizaría en un lujoso hotel. Desempolvé un viejo traje, lo planché y tuve que tomar una pastilla para poder conciliar el sueño de la espera.

Al día siguiente llegué a la recepción cuando ésta ya estaba avanzada. Sin saludar a nadie (nadie me conocía en verdad) me dirigí de frente a la barra y pedí un whisky que acompañe mis ánimos. Mientras bebía, observaba a la gente divertirse de manera tan idiota que hasta vergüenza ajena daba. Bailaban tratando de imitar coreografías y hasta hacían un "trencito" que provocaba verlos descarrilarse en algún profundo abismo.

De pronto mi mirada pasó del odio profundo a la angustia total. Había hecho contacto visual con mi ex, que ahora se acercaba sonriente a mí y a cada paso confirmaba lo hermosa que se había tornado con el tiempo y yo me llenaba de envidia de no poder disfrutarla ahora.

-Hola Joaquín
-Hola, felicidades, aunque no sé si dártelas, pero tenlas presentes, en todo caso si te lo pido me las devuelves.
-Cualquiera da un regalo en todo caso.
-Yo no soy cualquiera.
-Por eso mismo te dejé.
-¿Bailamos o seguimos con el intercambio de puñales?
-Bailemos.


Sin saber cómo, llegué hasta la pista de baile, la cogí por los brazos y la cintura y bailamos una canción que no recuerdo. Lo que si recuerdo es lo que sucedió después: sin pensarlo, la estaba besando, sólo podía sentir su fresco aliento y los gritos ahogados de estupor según iban descubriendo lo que estaba pasando. Al instante abrí un ojo (sólo uno, el otro lo mantuve cerrado para que pueda seguir soñando y vi que el recién estrenado marido (y más reciente cornudo) venía directo a mí. Debió ser que sólo usé un ojo para avizorar el peligro que no pude medir bien las distancias y lo siguiente que sentí fue un puñete que me tumbó al piso, luego sentí más golpes e insultos. Luego estaba en la sala de emergencias de una clínica. Nunca más volví a ver mi ex. Al fin cerré ese capítulo de mi vida.

jueves, 17 de septiembre de 2009

A SOL LA BARRA

Luego de varias noches de postergar nuestra incursión a los antros del Centro de Lima, hoy nos decidimos a hacerlo. Yo ya había ido alguna vez junto a mis amigos a ver ese grotesco espectáculo pero ella, como era de esperarse, no lo había hecho jamás.

Tomamos un taxi que nos deja en un estratégico lugar que nos permite observar y elegir a cuál ingresar, el grito de los jaladores es el mismo en todos los locales: "A sol la barra, a sol la barra, media hora de chicas lindas".

-Vamos a cualquiera de una vez que me estoy poniendo nerviosa.
-Elige tú.
-Te dije que cualquiera.
-Ok.


Ingresamos al que nos queda más cerca, pagamos dos soles por cada uno ("a sol" es sólo una estrategia de márquetin, una manera de jalar gente porque el verdadero precio es de dos soles). Ni bien ponemos un pie dentro nos recibe un golpe de calor acompañado de un olor pesado, nauseabundo.

-Carajo, ¿no dices que conocías? de todos los locales me vienes a meter a este que huele a mierda.
-Que feo huele, parece que se hubiera muerto un burro.
-Y que los demás burros del mundo han venido a su velorio.


De pronto las luces se encienden y podemos ver los rostros de varios de los asistentes: son caras sudorosas, excitadas, hambrientas. Están sentados alrededor de la barra que tiene forma de U. Se excitan más al darse cuenta de mi compañía -una guapa chica que contrasta su belleza con aquellos personajes grises, cetrinos, perdedores- de pronto sus miradas nos caen encima como flechas. Ella parece sentir el impacto de esos morbosos ojos, se coloca delante de mí y me pide que la cuide.

-Pero no me puntees nomás.
-¿Total? esos son los riesgos de cuidarte pues, además es mejor punteador conocido que desconocido.


Me da un codazo y me deja sin aire. Las luces se apagan, una voz que no sabemos de dónde viene (yo juro que viene del más allá y ella jura que viene del baño), anuncia el comienzo del "show", dice que la primera en aparecer es "Rihanna". Empieza a sonar una canción del viejo Joe Cocker, un haz de luz ilumina el centro de la barra y aparece una chica de mal aspecto, llena de tatuajes y cada vez que la luz le da de lleno, deja ver sus interminables estrías y sus carnes fofas colgándole por todos lados, a pesar de todo eso los parroquianos no dudan en tocar a la chica apenas se les acerca, incluso más de un avezado alcanza a darle un beso donde le caiga. El espectáculo es en verdad repelente, asqueroso, desalentador. Luego le siguen dos chicas cada cual peor que la anterior.

La voz invisible incita al público a consumir cerveza y luego anuncia el espectáculo principal de la noche: "El gran David". En ese instante hace su aparición sobre la tarima David, que es un enano (algo más de un metro aproximadamente). Sólo trae una pequeña tanga apenas visible en la media oscuridad, detrás suyo aparece otra chica que parece clonada de las demás: ausente, fofa, celulítica, sin gracia. La música suena y David se desprende de la tanga y deja expuesto su sexo enorme, brutal. Un grito de sorpresa estremece el local, luego le siguen unas risitas cómplices y al rato todo tipo de bromas ("guarda que esa cosa pica a alguien", "éste se la sacude con los pies", "ponle bozal a tu serpiente", "cuidado que te muerde la oreja")

-Mierda Jimmy, ¿será de verdad?
-Agárralo para que certifiques.
-Agárralo tú.
-Yo no soy el de la duda.
-Pero mira, ¿será de carne y hueso?
-De hueso lo dudo mucho, de carne pues seguro que si.


Vuelvo mis ojos a la tarima, de pronto David, haciendo unos movimientos felinos, ha doblado y sometido a la chica y la penetra una, dos, tres veces, para el delirio del público que le da ánimos y se muestra jubiloso. La música acaba y el show también. David y su acompañante se detienen de golpe, como si los desconectaran. Ambos recogen sus trapos y se van de lo más normal, sin hacerle caso a las bromas ni manos que los tocan por todos lados. El locutor nos dice que el show ha terminado y que sólo pueden permanecer dentro los que compraron cerveza. Nos miramos y decidimos irnos.

-Pensé que sería más divertido, ¿qué tiene los hombres en la cabeza?, ¿qué le ven de bueno a una tipa mofletuda y con más estrías que la panza de una madre de mil hijos?
-Ni idea, cada quien con su gusto, cada loco con su tema o cada tema con su loco, allá ellos.

La abrazo, ella mete su mano en mi bolsillo trasero. Nos vamos caminando y siento su mirada traviesa.

viernes, 11 de septiembre de 2009

AMOR CRISTIANO

A Mary la conozco hace unos meses, comentaba mi blog y yo comentaba el suyo. Un día me atreví a pedirle su msn y ella se atrevió a dármelo. Empezamos a chatear y me enteré que vivía en Canadá, que pertenecía a una Iglesia Cristiana. Cuando me dijo eso, empecé a dudar mucho de su amistad, siempre he considerado que las chicas cristianas son unas tontas del culo, pero ella rompió ese esquema, se mostró como una chica alegre, espabilada y coqueta.

En el chat nos pasamos buen tiempo, un día me dijo que iba regresar al Perú a visitar a su familia, me propuso encontrarnos y conocernos, acepté y me dediqué a vivir descontando los días que faltaban para su llegada. Cuando por fin llegó y nos pudimos ver, me pareció más guapa que en sus fotos (fotos que yo había visto a través de un amigo en común, ya que ella nunca quiso enseñarme alguna) y creo que yo la decepcioné un poco o, como dicen ahora, un poco bastante, ya que ella esperaba un chico guapo y me encontró a mí (que equivale a soñar con un Ferrari y encontrarse con un destartalado y famélico Tico)

Debido a mi caótica situación económica, decidí invitarla a un concierto punk que organizaba un amigo (y que en un gesto de solidaridad de género, me prometió regalarme las entradas y unas cervezas a cuenta de la producción). Fuimos al concierto que se realizaba en un local de Los Olivos, un local donde de lunes a domingo se realizan tonos tecnocumbieros, con la excepción de los sábados que son tomados por hordas de punkekitos misios. Cuando entramos, me saludó un viejo amigo al que apenas vi, traté de evitar pero fue imposible. Me dijo que le tocaba tocar a su banda (que en verdad no la conocía nadie) y me pregunto el nombre de "mi" chica, se lo dije y fue ahí cuando empezó mi desgracia.

Ni bien subió al escenario, dijo que la siguiente canción era dedicada de Joaquín para Mary, su novia. Mary, me miró coqueta y divertida, yo por dentro rezaba para que no vaya cantar alguna desgraciada letra, pero como siempre, todo salió en contra mía. La letra empezó, siguió y termino con una sola tonada: "Te voy a dar por el culo, te voy a dar por el culo y si viene tu vieja también le doy por el culo" y fue ahí que Mary pasó de la mirada coqueta a la mirada furibunda y mortal, me dijo que era un cerdo pervertido y yo negué todos los cargos.

La convencí que era un error, me creyó y salimos de ese lugar. Me propuso ir a uno que había conocido el día anterior. Era un bar muy cómodo. Pedimos unas cervezas y al rato, sin haber bebido mucho, nos estábamos besando, luego nos estábamos tocando y luego estábamos en un hotel, hotel donde ella pareció recordar todos sus preceptos cristianos y morales y me pidió que me detuviera, cosa a la que me negué mientras ella insistía que el sexo estaba reservado para el matrimonio y yo insistía que el matrimonio estaba reservado para los tontos. Al final y como siempre sucede, el sexo triunfo sobre las creencias absurdas y terminamos teniendo sexo del más destemplado, incluso mientras realizábamos cierta arriesgada maniobra sexual le pregunté si prefería ser mía o de Cristo y por primera vez en su vida rechazó a Cristo y me aceptó a mí (y una vez más triunfé sobre Cristo).

miércoles, 2 de septiembre de 2009

AYUDA DIVINA

Una amiga me ha pedido que la acompañe a casa de su padre. Como no se lleva bien con él, me lleva a mí en calidad de pretexto: esperando yo dentro del auto, ella le dirá que está apurada, que tiene que hacer algo con un amigo que está en su carro y así su padre no le hablará mucho y la dejará ir pronto. Es un poco más de las ocho de la noche, el tráfico es tremendo, decide tomar el Puente Quiñónez rumbo a San Borja pero justo cuando entra en él, el carro se detiene, se chanta, se planta como una tozuda bestia de carga que siente que es demasiado el peso que lleva y decide no dar un paso más. Ambos nos miramos fijamente como decidiendo qué debemos hacer mientras de los demás autos nos lanzan todo tipo de improperios por obstaculizar el tránsito.

Me pide que baje a empujar el auto, yo me niego diciendo que está plantado en plena subida y así será imposible moverlo, ella va alegar algo pero los destemplados insultos de los chóferes me convencen de hacerlo. Me coloco detrás y empujo con todas mis fuerzas y el caprichoso auto no parece darse por enterado de mis sufridos intentos. Tomo aire y vuelvo arremeter con fuerza pero lo único que logro es que las venas que circundan mi sien se inflamen y empiecen a vibrar bruscamente. En un último y resignado intento, cierro mis ojos y le pido a Dios que me ayude, que si lo hace, volveré a creer en él y rezaré todos los días mil avemarías y tres mil padrenuestros. Es ahí cuando siento que el auto se mueve y pienso que Dios existe y los milagros también, que al fin el Supremo Creador se apiadó de mí y me envió ayuda divina. Cuando abro los ojos veo la ayuda que me envió Dios: son dos tracas inmensos (el más alto debe medir al menos un metro noventa), fortachones y (des)vestidos por un casi invisible hilo dental. Son de esos que andan agazapados en la penumbra de la noche a la espera de algún cliente y que conmovidos por mis patéticos esfuerzos para empujar el auto decidieron dejar de lado por un momento sus trajinadas labores sexuales y ayudarme. Una vez que el carro encendió , les agradecí y ellos me dijeron "cuando quieras te damos otra empujadita". Corrí al auto y le dije a mi amiga que acelere y no se detenga por nada.