jueves, 13 de noviembre de 2008

DE COMPRAS

Estuve saliendo con una chica que conocí casualmente hace un tiempo. Coincidimos en un banco, ella no sabía como usar su tarjeta (yo menos pero gracias a un golpe de suerte "me ligó" y la pude ayudarla) luego regresamos caminando juntos, intercambiamos correos y empezamos a chatear, quedamos en salir un día, fuimos a bailar y tomar algo, la pasamos bien, no me pude quejar e imagino que ella tampoco.

La siguiente salida fue se dio de manera imprevista. Era sábado por la tarde y me encontraba en mi cama viendo un partido de fútbol cuando sonó el celular y vi que era ella, obviamente me emocioné pero fingí un tanto de indiferencia. Me pidió que la acompañara a comprar, no me dijo qué, pero acepté gustoso. Quedamos en encontramos en un centro comercial.

Cuando llegué nos saludamos y al entrar sé dirigió inmediatamente hacia la sección de ropa femenina, se puso a escoger y probarse compulsivamente todo tipo de trapos, cuando ya tenía demasiados como para usarlos en una sola vida nos dirigimos a la caja para cancelar, hicimos una fila de cuatro personas, al llegar su turno se puso a observar nuevamente cada prenda, yo la observaba a ella sorprendido, al final de revisar cada una costura por costura, decidió que nada le gustaba y volvió a su loca y compulsiva búsqueda. La misma situación se repitió por tres veces más.

Cuando ya estaba en la cuarta (y yo odiándola profundamente y al borde del crimen pasional) entró al probador de ropa y fue ahí cuando vi mi oportunidad: cambié las etiquetas del precio de la ropa, se las di todas, tranque por fuera su puerta y le dije a la encargada que había una chica que quería pagar menos cambiando las etiquetas de los precios y me fui sintiendo que me desquitaba y de paso vengaba a todos los vendedores que tiene que soportar a personas que como ella escarban, rebuscan y se prueban todo tipo de ropa para al final no comprar nada y decir ese pretexto más antiguo que la traición: "Voy a darme una vuelta y regreso", eso mismo pensé en ese momento querida : "Voy a darme una vuelta pero jamás regreso".

Mientras me dirigía a la salida sentí un alboroto del que no pude sustraerme y volví hacia los probadores pero cuando llegué ya no había nada. Le pregunté a la misma encargada con la que hablé hace un rato por la chica que entró ahí y me dijo que era un error, que no había entrado nadie y ante mi insistencia encontré por toda respuesta las hostiles miradas de las vendedoras y comprendí que no había nada qué hacer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Le cambiaste el final.....interesante jimmy.