Estuve saliendo con una chica que conocí casualmente hace un tiempo. Coincidimos en un banco, ella no sabía como usar su tarjeta (yo menos pero gracias a un golpe de suerte "me ligó" y la pude ayudarla) luego regresamos caminando juntos, intercambiamos correos y empezamos a chatear, quedamos en salir un día, fuimos a bailar y tomar algo, la pasamos bien, no me pude quejar e imagino que ella tampoco.
La siguiente salida fue se dio de manera imprevista. Era sábado por la tarde y me encontraba en mi cama viendo un partido de fútbol cuando sonó el celular y vi que era ella, obviamente me emocioné pero fingí un tanto de indiferencia. Me pidió que la acompañara a comprar, no me dijo qué, pero acepté gustoso. Quedamos en encontramos en un centro comercial.
Cuando llegué nos saludamos y al entrar sé dirigió inmediatamente hacia la sección de ropa femenina, se puso a escoger y probarse compulsivamente todo tipo de trapos, cuando ya tenía demasiados como para usarlos en una sola vida nos dirigimos a la caja para cancelar, hicimos una fila de cuatro personas, al llegar su turno se puso a observar nuevamente cada prenda, yo la observaba a ella sorprendido, al final de revisar cada una costura por costura, decidió que nada le gustaba y volvió a su loca y compulsiva búsqueda. La misma situación se repitió por tres veces más.
Cuando ya estaba en la cuarta (y yo odiándola profundamente y al borde del crimen pasional) entró al probador de ropa y fue ahí cuando vi mi oportunidad: cambié las etiquetas del precio de la ropa, se las di todas, tranque por fuera su puerta y le dije a la encargada que había una chica que quería pagar menos cambiando las etiquetas de los precios y me fui sintiendo que me desquitaba y de paso vengaba a todos los vendedores que tiene que soportar a personas que como ella escarban, rebuscan y se prueban todo tipo de ropa para al final no comprar nada y decir ese pretexto más antiguo que la traición: "Voy a darme una vuelta y regreso", eso mismo pensé en ese momento querida : "Voy a darme una vuelta pero jamás regreso".
Mientras me dirigía a la salida sentí un alboroto del que no pude sustraerme y volví hacia los probadores pero cuando llegué ya no había nada. Le pregunté a la misma encargada con la que hablé hace un rato por la chica que entró ahí y me dijo que era un error, que no había entrado nadie y ante mi insistencia encontré por toda respuesta las hostiles miradas de las vendedoras y comprendí que no había nada qué hacer.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Le cambiaste el final.....interesante jimmy.
Publicar un comentario