martes, 1 de julio de 2008

REGALO QUERIAS

Es la hora punta en la oficina, el trabajo se acumula, los teléfonos no paran de sonar y la gente de ir de un lugar a otro, de pronto se escucha, en medio de esa batahola, una vocecita chillona, crispante, todos volteamos tratando de identificarla, de ver de dónde viene: Es Sofía, la regordeta, sobona y odiosa secretaria del jefe (algunos dicen que es su amante, pero viéndola bien habría que estar muy desesperado para siquiera darle un beso) es la eterna organizadora de cuanta fiesta, gincana, kermés, pollada, velorio, orgía, partido o "encuentro de confraternidad" se pueda hacer en la oficina:

Como ustedes saben chicos y chicas se aproxima la próxima navidad y cómo ya es tradición en esta prestigiosa empresa se va realizar un intercambio de regalos, acá tengo unos papelitos con los nombres de todos ustedes chicos y chicas, así que cada uno pase por delante mío y coja uno y ya saben, no sean duros y compren un buen regalo, piensen bien en el otro chico o chica que les toca regalar, el intercambio se realizará dentro de dos días.

Hacemos una fila que avanza lentamente, nadie desea eso, menos yo que toda la vida he odiado esas cosas, encima la gordita me cae especialmente mal, es más jodida que una pulga en el culo. Mientras van cogiendo sus papeles los abren y hacen algún comentario burlón o sexual, ahora es mi turno, estoy frente a Sofía, la veo bien y siento repulsión, esta excesivamente maquillada y trae encima un perfume de puta vieja, cojo mi papelito y me voy raudo de su lado, lo abro, leo el nombre: "Sofía", siento que la vida me hace un regalo cruel, juro venganza: Te jodiste gordita, regalo quieres, regalo te voy a dar conchatumadre.

Salimos del trabajo, mientras manejo pienso en un regalo que la joda, que la humille, que la haga sentir realmente mal, que se le vayan las ganas de volver a organizar algo. El semáforo me detiene en una esquina, viene un niño a ofrecerme libros, otro me ofrece discos y uno más me da un volante: "Sex shop Gitanos, lo ultimo en productos para satisfacer a su pareja, venga y visítenos sin compromisos", se me ocurre un plan- guardo el papel-llego a mi casa-ceno-me acuesto soñando con mi venganza.

Al día siguiente en el trabajo me cruzo con Sofía que me mira y tratando de hacerse la graciosa me dice: "Uy , quien será la afortunada guapo, espero que ya hayas elegido un buen regalo", luego de esto me lanza un beso volado, la miro y pienso: Regalo quieres, regalo te voy a dar conchatumadre.

Salgo de trabajar, manejo no rumbo a mi casa si no al sex shop, llego y me atiende una chica guapa y coqueta.

-¿Qué desea joven? Pregunte sin compromiso.
-Estoy buscando un regalo para mi novia.
-¿De qué tipo?
-Un vibrador para ser precisos.
-Pase por acá.

Me lleva por un estrecho pasillo, mientras camino veo los mostradores: Ropa sadomasoquista, condones de lo mas variados, películas y revistas pornos, muñecas inflables a la espera de algún insatisfecho.

-Mire éste.

Me alcanza un falo de utilería, lo miro con curiosidad, le pregunto el precio:

-Veinte dólares.
-No tiene algo digamos ¿más especial?

La vendedora me mira con ojos expertos, se dirige hacia otro mostrador, busca uno nuevo, está detrás de un plástico, lo saca y me lo muestra mientras dice las bondades del juguetillo que ahora tengo en mis manos (y agradezco no tener en otro lado):

-Este es un doble estimulador: trabaja a la vez la vagina y el clítoris, tienen un grosor de seis centímetros y un largo de veinte, tiene varias velocidades y viene con un juego adicional de baterías doble AA.

Me ha dicho todo esto como quien me ofrece un novedoso artefacto para la cocina, sonrío, le pregunto el precio:

-Cincuenta dólares de satisfacción garantizada.
-Hecho.
-¿Se lo envuelvo para llevar o se lo lleva puesto?
bromea ella.
-Envuélvamelo, tengo que manejar y seria muy incomodo llevarlo puesto

Nos reímos, cancelo, recojo mi nuevo aliado y voy a casa. Ahí lo meto en otra caja, lo forro con papel regalo, trato de disimularlo todo lo que sea posible. Llega el día siguiente, nunca he deseado tanto ir a trabajar. Pasan las horas, ahora es el momento de los regalos, Sofía con su chillona voz nos llama a todos:

Bueno chicos y chicas llego el tan ansiado día por todos nosotros, ahora quiero que cada uno diga el nombre del chico o chica que le tocó y que diga a su vez en que se inspiro para el regalo.

Así transcurren los minutos, se observan distintos regalos: Desde camisas, corbatas pasando por un lapicero hasta llegar incluso a un loro. Es a Mariana, la sexy contadora a quien le toca regalarme algo, ah tenido buen gusto y me obsequia el más reciente libro de mi autor favorito, le doy un beso como agradecimiento.

Me he colocado estratégicamente al final, quiero cerrar con broche de oro este estúpido intercambio. Es mi turno, no queda nadie más, todos me miran curiosos, Sofía trae cara de desesperada, ella ha sido la más entusiasta en celebrar todos los regalos. Respiro hondo, doy un paso al frente, quiero disfrutar cada segundo de mi venganza:

Bueno. como es evidente me ha tocado el alto honor de ser el privilegiado que le entregue un regalo a nuestra querida y admirada Sofía, al ver el tesón, esmero y puntualidad con que trabaja todos los días no pude dejar de notar que es lo que le faltaba, así que hago entrega de este humilde pero significativo regalo, que estoy seguro sabrá usar, cuidar y valorar como nadie, feliz navidad y seguro muchas noches buenas de ahora en adelante.

Termino de hablar y me aplauden, Sofía está llorando de la emoción, me acerco a ella, le doy el regalo, le digo al oído: "Regalo querías, regalo te doy", beso su mejilla, me siento Judas. Lo abre desesperada, la observo con calma, siento placer al ver como se va desdibujando su sonrisa, quiere huir del lugar, termina de sacarlo, lo mira desconcertada, primero hay un silencio sepulcral, hasta que alguien dice "le diste al blanco", otro agrega "mierda, tremendo pichulón", luego todos ríen y festejan mi audacia, Sofía llora de cólera, Mariana pasa por mi lado y me susurra: "Cuando quieres papito, cuando quieras". Su aliento me excita, me siento recompensado, el intercambio termina bruscamente, pasa un rato más y salimos de trabajar.

Voy a casa, me siento extrañamente feliz a pesar que se que al día siguiente no me espera nada bueno.

Al otro día llego a trabajar , está noche es navidad y mañana nochebuena, el vigilante me impide ingresar, como era de esperarse estoy despedido, me doy la vuelta, subo al carro, manejo y pienso: "Regalos querías, regalo te dí conchatumadre, feliz navidad".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Varias van hacer cola por un regalo as�.