jueves, 17 de julio de 2008

SEÑOR ABOGADO

Ayer en la madrugada mientras los limeños dormían el sueño de los (in)justos se produjo un hecho que apenas llamo la atención de unos cuantos insomnes ciudadanos: Un incendio en un antiguo inmueble ubicado en el centro histórico de la ciudad, donde al parecer funcionaba un estudio de abogados, aunque según las primeras pesquisas de las autoridades competentes se sospecha que podría haber sido un clandestino museo de orden jurídico, esto se desprende debido a la antigüedad de los libros (muchos de ellos del siglo 19) y el avanzado estado de deterioro de los enseres que pudieron ser rescatados de entre las feroces llamas. Luego de sofocado el mismo se apersono al lugar un extraño personaje ataviado de una toga de juez y resinoso aspecto que al ver reducido a cenizas casi todo el inmueble sufrió un repentino ataque de locura y empezó dar una especie de discurso jurídico, incluso citando algunos oscuros y rebuscados artículos de lo que sería el código procesal civil de Burkina Faso. Ante el desconcierto de los primeros curiosos que empezaron a asomar atraídos por sus desaforados gritos la policía decidió detenerlo y trasladarlo a un centro de salud mental. Al cierre de esta edición se sabía que el individuo seguía dando sus extraños discursos y afirmando ser un jurisconsulto de primer orden mientras los médicos discutían un diagnostico para tan extraño caso. Los mantendremos informados.

Relato salvaje y venenosamente dedicado al zarrapastroso y pezuñento abogado que obligado por las circunstancias de la vida he tenido que visitar estos días, pero no sólo visitar, sino también padecer soportando sus engolados discursos en los que citaba incluso algunos perdidos artículos de la constitución de Albania, sus antipáticas poses de juez de la Corte de La Haya y, como si ya todo esto no fuera suficiente martirio, tragarme el polvo infecto de sus libros que salía despedido cada vez que sacaba uno de sus vetustas vitrinas. No sabes cómo deseaba, mientras me envenenabas los pulmones, que se incendiaria tu cochambroso localcito. Hoy me enteré la noticia: Se incendio tu charcheroso "estudio". Deseo concedido. ¿Quién dijo que en Navidad no hay milagros? Que poca fe, que poca fe.

Lima, 13 diciembre 2007.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vengativo eres camarada?