jueves, 6 de agosto de 2009

DEVUELVEME A MI NIÑO

Sentado y acurrucado en la combi, voy pensando que ojalá el salvaje chofer no se estrelle y nos mate (en verdad me preocupo porque no me mate a mí, que muera el resto no es algo que me quite el sueño), ya que está enfrascado en una violenta carrera con otra combi de la misma ruta y por lo tanto maneja a toda velocidad sin respetar semáforos o peatones, apenas se detiene para subir pasajeros a bordo y cuando alguien va bajar no se detiene, obligando así a todos a bajarse a la volada, dando un salto digno del más prestigioso circo ruso. Claro que hace todo esto en complicidad de su fiel (y asqueroso) ayudante, o sea el vil cobrador, que le va avisando los movimientos de la competencia.

En esas estamos, cuando de pronto una señora (que va en el primer asiento con su hijo y al lado de otro señora -que también va con su hijo- ambas profundamente dormidas) despierta y avisa que va bajar en el próximo paradero, el chofer lanza una maldición porque sabe que detenerse sólo le va restar tiempo que el necesita para no dejarse ganar, así que apenas si se detiene, la mujer se baja, tratando –a duras penas- de mantenerse en pie, mientras el cobrador, más por apurar el paso que por ayudar a la mujer, toma al niño y lo baja, su madre, que ya empezó a avanzar, insulta al cobrador y toma al niño de la mano. El chofer la insulta peor y vuelve acelerar de manera brutal pero en ese momento se escuchan unos gritos e insultos más brutales aún, es la otra señora que acaba de despertar y está reclamando algo que nos deja a todos patitiesos: en el apuro por bajar a la primera señora, el cobrador tomó y bajó al niño equivocado, cosa que ninguna se dio cuenta, una por dormir y la otra por dedicarse a insultar al cobrador en vez de fijarse qué niño era el que tenía en la mano.

Ahora la queja es generalizada pero no por la actitud del cobrador sino por decidir lo qué se debe hacer, unos dicen que debe dar la vuelta inmediatamente y regresar donde bajó la señora para hacer el respectivo intercambio de niños y otros dicen que debemos seguir la ruta, al final los dos niños se parecen y con un poco de suerte con los años se reencontraran con su madre en algunos de esos programas de televisión que buscan gente. Es tanta la presión que el chofer decide regresar y le pide a los que no están de acuerdo que se bajen y tomen otro carro. Sin más remedio, decido bajarme y tomar otro carro.

4 comentarios:

Polanesa dijo...

¡Búsquelas, señor!

¡Yo no fomento la piratería!

Jajaja.

Che, muy mal eso de no diferenciar un niño propio de otro ajeno, eh?

Saludos!

Un chico de Lima dijo...

sistema de transporte de mierda... qué estrés!

Unknown dijo...

jajaja...esto suena realmente inverosímil pero en el transporte urbano del Perú vivimos en la dimensión desconocida y cualquier cosa puede pasar.
besitos,

santiagoMdc dijo...

donde hay un tombo cerca cuando se le necesita??,,, ah cierto comimeando en otra combi u.u