viernes, 6 de noviembre de 2009

A PEDIR SU MANO VIENE

Hoy es al fin el día de pedir la mano de mi novia. Dos años de enamorados es suficiente argumento para dar el trascendental paso. He alquilado un traje y comprado un ramo de flores y los he cuidado toda la noche como un guerrero que vela sus armas en la víspera de la batalla.

Faltan unas cuantas horas para ir a su casa y enfrentar a sus padres. Siento que las fuerzas y el valor me abandonan, me traicionan, me dejan de lado. De los nervios se me afloja el estómago y hago varias visitas al baño. La ansiedad se ha apoderado de mí y sólo la puedo disimular al fumar y fumar. Pero esto ya no es suficiente, necesito algo más. Buscaré al David, él siempre tiene la solución en estos casos.

Su casa queda en el punto medio exacto entre la de mi novia y la mía. Cuando llego, me recibe con su eterna sonrisa que deja ver sus dientes amarillos de tanta marihuana fumada en la vida. Le explico lo que me sucede y sin decirme nada me invita un porrito. Ahora las cosas se ven mejor, mis futuros suegros no parecen tan malos y el valor parece retornar a mí. Me ofrece un trago para complementar la felicidad, dudo un poco pero hago lo más razonable: acepto y me tomo un trago directamente de la botella. El alcohol parecer horadar mi entrañas. ¡Como quema esta mierda!

Al rato ni el porrito ni el alcohol son suficientes. El David siempre tiene una solución para todo. Saca un poco de coca y nos metemos varios tiros. La coca subiendo por mi cerebro es una sensación de puta madre. Ahora no puedo ni hablar y pienso en cómo mierda hablaré con mis suegros. Me pongo noico y necesito más coca, pero cuanto más me meto, más ansioso me pongo. El David está tan duro como yo y me dice que el matrimonio es una mierda, que las pedidas de mano son ridiculez burguesa y que el precio de la carne se ha disparado. Está de lo más loco.

Ahora me siento como siempre que me meto tanta coca. Quiero pelear con alguien, romper algo, joder, destruir ¡que viva la coca y la reputamadre que la reparió! Le digo al David que tiene razón, que pedir la mano es una huevada, una paja, que me acompañe a casa de mi novia, me la voy a robar y a mis suegros me los paso por las bolas. Él celebra mi decisión y a manera de felicitación me invita más coca. La camaradería y el vicio me impiden negarme. Me meto más coca y me siento más hijo de puta. Le digo que con estas fachas no puedo ir a casa de mi novia. Vamos a mi casa a ponerme el traje. David lleva la botella en la mano y la coca en el bolsillo (y en el cerebro)

Entro a mi casa y mi hermanita se asusta al verme todo thriller y se refugia en brazos de mi madre. Quiero decirle que no tema, que la adoro y jamás la dañaría pero estoy tan duro que no puedo hablar. La miro y trato de trasmitirle el mensaje telepáticamente, ella no lo capta y me mira con más miedo. Me pongo mi traje con ayuda del David que me asesora en la imagen y las palabras (gritos) que debo decir (dar). Antes de salir nos metemos más trago y más coca, nos revisamos la cara en el espejo y despejamos cualquier saldo de droga.

Vamos por la calle dando un espectáculo: el David en sandalias, short, sin polo y un tragazo en la mano (y un falsazo en el bolsillo). Yo en traje y un ramo de rosas en la mano. Llegamos a casa de mi novia y no toco la puerta, la agarro a patadas. Me abre ella que con el susto de los golpes ha salido con su vestido (de estreno) mal puesto. Me mira y no puede evitar una mueca de horror al verme en ese estado (y con esa compañía). Trata de gritarme pero a la vez no quiere que sus padres la escuchen, pero es tarde, el viejo de mierda de su padre tiene oído de tísico y ha escuchado todo, sale detrás de ella y me mira primero con sorpresa y luego con odio. Me empieza gritar, que qué me he creído para ir así a su casa, que soy un coquero hijo de puta. Le pido que se calme, que no grite porque tiene un aliento a caca y él se enfurece más. Ahora aparece la bruja de su madre (que ha ido a la peluquería donde se ha hecho un peinado que la hace ver mil veces más fea de lo que es) y también me embiste con sus gritos. Detrás de mí el David me da valor (e intenta darme más coca) y me dice que no desmaye. Yo vuelvo a la carga y les digo que he venido por mi novia, que me pertenece y me la voy a llevar. El viejo busca algo con que pegarme (el muy cobarde sabe que mano a mano le arrancaría la cabeza) y la vieja grita a su hija diciéndole que ella la había advertido acerca de tipos "como yo". Ahora aparece en escena Flavia, su hermanita de quince años y eventual amante mía. Ella me mira divertida y me hace un guiño. Está disfrutando de esa escena (luego del sexo siempre me cuenta lo mismo: que sus padres le llegan altamente al pincho) y yo, como todo un caballero, no puedo defraudar a la dama y me pongo peor, la escena ahora es más dark. El viejo trata de golpearme con una escoba y yo le tiro las flores por la cabeza y le empotro mi pie derecho en su fofa panza. Mi (ex) novia trata de contener a su madre y ahora espero una distracción y a ver si mejor me robo a Flavia que está más rica y más tierna. De pronto la puerta se cierra con tanta fuerza que hace que se descascare la pared. Miro a David y nos encogemos de hombros y volvemos a su casa. Al final la vida con trago y coca y es más divertida.

Al rato la diversión se termina. Necesitamos comprar más pero no tenemos dinero. Hacemos lo más inteligente: empeñamos mi traje alquilado a cambio de una botella de trago y diez soles de coca. Con eso es suficiente para terminar de destruirnos.

P.D: Esta historia me la contó hace unos cuatro años un amigo que trabajaba conmigo. Lo vi hace unos días y me alegré de verlo casado y con una bonita hija. Claro, está casado con la chica de la historia (y me dijo que eventualmente aún se acuesta con su cuñada)

18 comentarios:

santiagoMdc dijo...

ja! ese con! xD

Polanesa dijo...

Esa postdata es muuuy flashera!!!

Jimmy dijo...

¿Qué es flashera?

Polanesa dijo...

Emmm... "flashero" viene de "flashear" que vendría a ser la palabra más pedorra del mundo, pero acá se la usa de comodín, jaja. Comúnmente se utiliza para denominar algo loco, raro, delirante. Pero también tiene que ver con las alucinaciones producidas por estupefacientes y el enamoramiento (versión antigua).

Ejemplo 1: "Uhhh, que flashero este sombrero!" --> Refiriéndose a un sombrero fucsia con plumas de pavo real.

Ejemplo 2: "Uhh, que flashero este sombrero!" --> Refiriéndose a un sombrero tanguero, muy común, pero que él ve fucsia y con plumas de pavo real.

Ejemplo 3: "Flasheé con esa mina" --> Se nos enamoró el loco.

Ejemplo 4: "¡Y si nos vamos a vivir a calle Wallaby 42, Sydney?"; "Dejá de flashear" --> O sea, está flasheando evidentemente, pero también se refiere a "dejá de decir pelotudeces".

Ejemplo 5: "¡Qué flashhhhhhh!" --> Comenta tirado en el piso, jeringa en mano.

Por ahora es así. Tal vez en 6 meses vuelvas a preguntar y signifique pufff muchas cosas más.

Jimmy dijo...

O sea como que se puede usar en casos que no se puede decir nada o no se tiene nada que decir?

Polanesa dijo...

No, yo creo que siempre dice algo. El tema es deducir qué es exactamente lo que quiere decir.

Jimmy dijo...

Y en este caso significa.....

Polanesa dijo...

¡Esa postdata sí que se fue al carajo!

Jimmy dijo...

Esta es la historia del posdata: hace poco me encontré con mi amigo, recordamos la hsitoria, le dije que la contaría y me pidió el crédito, y ya pues, nobleza obliga.

Polanesa dijo...

Jaja, está muy bien, sólo que es un final inesperado. La realidad supera a la ficción. Siempre.

Jimmy dijo...

Eso mismo, jamás me hubiera dado para crear algo tan loco.

Polanesa dijo...

Jajaja, bueno, un saludo, esto ya parece un chat (?).

Jimmy dijo...

Un chat con suspenso, jeje.

Polanesa dijo...

Ahhh, no cualquiera!!

Jimmy dijo...

Con vos sería imposible que sea cualquiera!

Polanesa dijo...

Ay, me sonrojo (creo).

Jimmy dijo...

Jajajajaja. Debe ser la primera vez que alguien se sonroja y ese alguien no soy yo!

Un chico de Lima dijo...

discusión con la polanesa, qué bonita historia :D